Por Arturo Ortega Morán
Tan fácil que es decir “nunca”. Pero, el lenguaje popular -que no sabe de la ley del mínimo esfuerzo-, para decir lo mismo ha acuñado la colorida expresión “hasta que San Juan baje el dedo”.
Así, podemos oír expresiones como: “la corrupción terminará hasta que San Juan baje el dedo”, que equivale a decir que esto nunca sucederá.
Pero, ¿de dónde nace este decir? San Juan Bautista, fue el último de los profetas que anunciaron la venida de Cristo y el primero de los testigos de su llegada.
Su particularidad consiste en que, mientras los demás profetas habían anunciado a Cristo desde lejos, Juan Bautista lo señaló con el dedo: “He aquí el Cordero de Dios”. Por eso, desde siempre, el dedo de San Juan Bautista adquirió una especial relevancia.
Los artistas, que a través del tiempo han creado la imagen de este santo, en esculturas o pinturas, siempre lo han representado con el dedo índice levantado. A veces apuntando hacia arriba, otras, apuntando a un cordero que lo acompaña. El pueblo, a fuerza de ver la imagen del santo siempre con el dedo levantado, ha concedido que esto jamás cambiará.
De modo que, “hasta que San Juan baje el dedo”, se ha convertido en sinónimo de “nunca”. La expresión es conocida en España, en donde, en los medios rurales, suele decirse “hasta que San Juan abaje el dedo”.
Vale decir que San Juan Bautista, es mucho más que un dedo levantado. Es el único santo de quien se celebra el nacimiento y no la muerte, y su fiesta, es el 24 de junio. No es casualidad que este día, sea próximo al solsticio de verano, cuando el tiempo de luz solar es el más largo del año.