La Iglesia Católica ha llamado "santos" a aquellos
que se han dedicado a que su propia vida le sea lo más
agradable posible a Nuestro Señor. Hay unos que han sido
"canonizados", o sea, declarados oficialmente santos
por el Sumo Pontífice, dado que por su intercesión se
han conseguido admirables milagros y porque,
después de haber examinado minuciosamente sus
escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación
e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en
su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron
las virtudes en grado heroico.
Para ser declarado "santo" por la Iglesia Católica se
necesita toda una serie de trámites rigurosos.
Primero una exhaustiva averiguación con personas
que lo conocieron, para saber si en verdad su vida fue
ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio
de muchos que su comportamiento fue ejemplar, se le
declara "Siervo de Dios". Si por detalladas averiguaciones
se llega a la conclusión de que sus virtudes fueron heroicas,
es declarado "Venerable". Más tarde, si por su intercesión
se consigue algún milagro totalmente inexplicable por medios
humanos, es declarado "Beato". Finalmente si se
consigue un nuevo y maravillosos milagro el Papa lo declara
"Santo".
En el caso de algunos santos el procedimiento de
canonización ha sido rápido, como por ejemplo para
mayoría, los trámites para su beatificación y
canonización duran 30, 40, 50 y hasta cien años o más.
Después de 20 o 30 años de averiguaciones, la mayor o
menor rapidez para la beatificación o canonización,
depende de quien obtenga más o menos pronto los
milagros requeridos. Los santos "canonizados"
oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares.
Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados,
pero que ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos
especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.
DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
SIERVO DE DIOS
ESPERAMOS ESE MARAVILLOSO MILAGRO
Pero ¿Qué es un Santo en realidad?...
La Iglesia Católica los identifica como aquellos que han
dedicado gran
esfuerzo en que su propia vida sea los más agradable posible ante los
ojos del Señor.
Para ser santo se tiene que ser canonizado por el Sumo Pontífice, luego de haberse corroborado su participación en milagros de rango admirable, y por llevar una vida fácilmente comprobable como heroica. Realmente este título amerita el estudio profundo del estilo de vida del aspirante con la finalidad de determinar si fue realmente ejemplar, y de esta manera ser declarado primeramente Siervo de Dios. Si además se considera que posee virtudes heroicas se declara Venerable.
Seguidamente, si es partícipe de algún milagro científicamente inexplicable se declara como beato. Y si luego se conoce de algún nuevo milagro por el cual se haya intercedido, se declara por el Papa como Santo. Además de ser un procedimiento riguroso, el mismo puede tardar hasta más de 100 años de ejecución para la proclamación de un Siervo de Dios como Santo. Incluso se dice que existen muchos Santos que no han sido canonizados y que la celebración de este día es especialmente dedicada a ellos.