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La Estrella de Belen
Colocada generalmente en la punta del árbol navideño, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano recordando a la estrella de Belén.
Esta estrella, de varias puntas acompañada de una cola acabada en dos, tres o varias terminaciones filamentosas, es considerada como uno de los elementos más representativos de la Navidad y está presente en todos los hogares cristianos en las vísperas de esta fiesta.
En la Biblia, y dentro de la Historia Católica Occidental, se mencionan algunas características que hacen muy particular la presencia de la Estrella de Belén: en primer lugar, la estrella siguió un camino de norte a sur, lo que no es lo común entre éstas, además, aparecía de noche y de día, sin un movimiento continuo: avanzando cuando era preciso que los magos caminasen, y se deteniéndose cuando para ellos era necesario detenerse, y finalmente, la estrella mostró el nacimiento de Jesús no sólo permaneciendo en lo alto, sino también descendiendo, pues no podía indicar claramente la ubicación si no estuviese cercana a la Tierra.
Existen tres explicaciones para el mundo católico sobre el origen de la Estrella de Belén. La primera asegura que el Espíritu Santo, así como apareció en forma de paloma sobre Nuestro Señor en Su Bautismo, también apareció a los Reyes Magos en forma de estrella. La segunda habla de un ángel, el mismo que apareció a los pastores, que se apareció a los Reyes Magos en forma de estrella, y la tercera, que es una estrella especial creada no en el cielo sino en la atmósfera próxima a la tierra, y que se movía según la voluntad de Dios.
Después de miles de años, tenemos la seguridad de que esa estrella continúa brillando, no solo en lo alto de los árboles de Navidad, sino principalmente en el alma de cada cristiano al conmemorar la Luz nacida en Belén para iluminar los caminos de la Humanidad.
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