Esta poderosa afirmación puede ser un testimonio diario de fe: Soy capaz. Es un recordatorio positivo de que puedo llevar a cabo cualquier tarea, alcanzar mis metas y tener éxito en toda área de mi vida.
Soy capaz. No existe un poder mayor que el espíritu de Dios en mí. Cuando las circunstancias parecen retenerme, confío en el poder de Dios para que me indique el camino. Procedo con fe.
De mí depende el utilizar mis habilidades de la mejor manera posible. Al aprender y crecer espiritualmente, descubro nuevas fortalezas, nuevas habilidades y nuevas maneras de expresión. Siento que el Espíritu me apoya en cada paso. Con cada nuevo reto, afirmo con confianza: Soy capaz.