Hay dos razones por las cuales el fruto del karma madura en diferentes tiempos; una es
que la fuerza de la causa,
determinará el momento en que aparecerá el efecto. Por ejemplo, si se plantan al mismo tiempo
o una semilla de melón y
una semilla de durazno,
la semilla de melón crecerá y dará frutos el mismo año, mientras que la semilla de durazno tardará
algunos años
en dar fruto. La segunda
razón es que la fuerza de las condiciones puede ser fuerte o débil. Si se dan todas las condiciones
necesarias,
el fruto
madurará antes, mientras que si no están dadas llevará más tiempo. Existe un refrán en el Budismo:
“El bien engendra el
bien, el mal engendra el mal. Todas las causas dan lugar a resultados. Es sólo cuestión de tiempo.”
El karma nos da esperanza y un futuro brillante
El karma nos dice que incluso si hemos realizado muchas buenas acciones, no necesitamos tener
una elevada opinión
de nosotros, porque los meritos acumulados por estas buenas acciones son como una
cuenta bancaria.
No importa
cuánto tengamos, si seguimos retirando, se acabará algún día. Una persona muy endeudada puede
sentir que la vida no
tiene esperanzas. Pero si trabaja duro llegará un día en que cancele todas las deudas. Una persona
que ha quebrantado
la ley, debe cumplir su sentencia en la cárcel. Cuando finalice su sentencia,
será libre para recomenzar.
Así es el karma.
Le da esperanzas a la gente. El futuro de uno está en sus propias manos. Uno es libre de decidir
qué camino tomar.
Pueden pensar que esto suena fatalista. Es cierto que el karma decide nuestro destino y futuro.
Sin embargo, somos
nosotros los que creamos nuestro karma. El efecto kármico que experimentamos
depende del karma
que hemos causado.
Algunos se podrán preguntar: “El Iluminado, el Buda Shakyamuni, ¿también tenía karma negativo?”
La respuesta es sí.
Una persona puede haber creado incontables karmas buenos y malos en sus vidas pasadas. Sin
embargo,
si no dejan que
se manifiesten, es como si no existieran. Es como plantar semillas en el suelo. Si no se les brinda
las condiciones
necesarias para crecer, no lo harán. Empero si se les brinda las condiciones necesarias crecerán
saludables aunque
estén mezcladas con cizaña. Es decir, que no debemos preocuparnos demasiado por los karmas
malos que hayamos
creado en el pasado. Si seguimos plantando buenas semillas en esta vida, las malas semillas de
nuestro karma anterior
no tendrán ocasión de germinar. En consecuencia, sabiendo como funciona el karma, deberíamos
lograr un
control apropiado de nuestro futuro.