CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su Sma. Madre
Adoramus te, Christe, etc.
¡Qué sentiste, oh angustiada Señora, al ver aquel trágico espectáculo!
¡El pregonero publicando con lúgubre trompeta la sentencia fatal! ¡Una multitud inmensa que se agrupa, profiriendo injurias y blasfemias contra Jesús!
¡Los soldados y sayones en dos filas y en medio de dos malhechores! …
¿Le conoces, oh Madre amantísima? ¿es ese el más hermoso de los hijos de los hombres, la beldad de los cielos y la alegría de los Ángeles?
¿Aquel Hijo de Dios que con tanto regocijo nació en Belén?
¿Dónde están ahora los Reyes y Pastores que entonces le adoraban?
¿Qué se han hecho los Espíritus celestiales que entonces entonaban himnos de alabanza?
¡Qué trocado está! ¡Sus ojos inundados de lágrimas y sangre, coronada de espinas su cabeza; todo Él hecho una llaga!
¡Oh, María, afligida entre todas las mujeres! ¡Oh Madre la más desolada de todas las madres! ¡Oh Hijo, maltratado sobre todos los hijos de Adán! ¡Oh Jesús! ¡Oh María! perdonad a este ingrato, a este pecador a este monstruo, causa de tanta amargura.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.
Miserere nostri, etc.
Cercadla, Serafines,
No acabe en desaliento,
No muera en el tormento
La Rosa virginal.
¡Oh acero riguroso!
Deja su pecho amante
Vuélvete a mi cortante,
Que soy el criminal.
Llevemos, etc.
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