En las personas de edad avanzada la alimentación se convierte en un problema complejo. Aunque muchas personas llegan a la vejez sin muchos problemas, otras sufren de trastornos que obligan a modificar sus hábitos de alimentación. La pérdida de los dientes, menos producción de saliva y ácidos gástricos, disminución del sentido del gusto y el olfato, enfermedades como diabetes, problemas cardiacos, reumatismo, Mal de Parkinson, Mal de Alzheimer, más las posibles alteraciones en el metabolismo producidas por medicamentos afectan sensiblemente la nutrición.
A estos factores físicos deben sumarse problemas como una menor capacidad de hacer las compras y disminución de los ingresos económicos. Por si esto fuera poco, el anciano es susceptible a la depresión, que se puede agudizar por una reducción de sus actividades sociales.
Cada caso es único, y debe ser tratado con la ayuda de médicos y profesionales de la nutrición. Sin embargo ofrecemos varios consejos generales:
El problema que se presenta con mayor frecuencia es la pérdida de los dientes y la disminución de la salivación. Por esto los alimentos deben ser preparados para ser fácilmente masticables. Se pueden triturar y desmenuzar. Los vegetales se pueden cocinar en trozos pequeños e incluso preparar en zumos y compotas. Las cremas y sopas son una excelente opción. También es conveniente consumir al menor un litro diario de zumos y agua pura.
La comida se puede hornear, preparar a la plancha o hervir en agua. Se debe evitar en lo posible el freírlos, pues el exceso de grasa produce la sensación de hastío y por lo tanto se disminuye la ingestión de los alimentos. Para hacer más fácil la masticación y la deglución se pueden preparar purés de varios alimentos juntos.
Es de mucha importancia añadir fibra a la dieta del anciano, como la que proporcionan los cereales integrales. En esta época de la vida se pueden presentar varios problemas óseos, por lo que se requiere un suministro de calcio; esto se puede lograr con la leche y sus derivados, como el queso y el yogurt. (Algunas personas pueden presentar problemas para la digestión de productos lácteos.) Para metabolizar adecuadamente el calcio se recomienda la luz solar, con la que el cuerpo produce vitamina D.
No es necesario eliminar la carne, al contrario, es importante por el aporte de proteínas. Se requieren también grasas poliinsaturadas, que se pueden encontrar en aceites vegetales, como el aceite de oliva, y en pescados. En términos generales, un anciano requiere entre 1900 y 2100 calorías por día, además de proteínas, vitaminas y carbohidratos. Por otra parte, se debe disminuir la cantidad de sal que se consume cada día a menos de dos gramos; también se recomienda reducir la cantidad de azúcar.
En cuanto a la cantidad, por la disminución de la capacidad digestiva es recomendable reducir el tamaño de cada comida, pero aumentando las veces al día en que se come. Para ayudar al apetito la comida debe estar bien preparada y presentada.
El estado de ánimo influye directamente en la alimentación. Para esto el mejor consejo que podemos dar es tratar a los ancianos con cariño y respeto, dándoles nuestro aprecio y compañía, y ayudándolos a que disfruten su vida.