Las plantas de las praderas se adaptan para sobrevivir los retos de su ambiente. Tienen raíces profundas que las fijan para hacerle frente a los vientos feroces y llegar a las fuentes de agua. Cuando el fuego arrasa las praderas, sólo las plantas que tienen las raíces más profundas sobreviven.

Como las plantas de las praderas, dependo de raíces profundas para que me apoyen en tiempos difíciles. Cuando los vientos de cambio soplan, mi fe me mantiene estable. La gratitud, las palabras de inspiración, la música y la contemplación silenciosa me ayudan a vincularme con el poder divino en mí. Mi medio ambiente interno es uno de Amor Divino. Me mantengo firme a pesar de las condiciones externas.