El carácter nos pone a salvo de las fieras
Una
vez un monje oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando. Decidió
sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Ante el dolor
lo soltó dejándolo caer y nuevamente el animal comenzó a hundirse...
entonces intentó sacarlo y otra vez lo volvió a picar. La escena se
repitió varias veces: Sacarlo del agua, ser picado y soltarlo. Alguien
que observaba, le dijo: "¡Por qué es tan testarudo! ¿No entiende que
cada vez que lo saque del agua lo va a picar?". Entonces el monje le
respondió: "La naturaleza del alacrán, es picar... no va a cambiar mi
naturaleza, que es ayudar".
Para tener un carácter consolidado hay que vencer los miedos, porque el
miedo no permite que asumamos riesgos, y la autentica manera de vivir es
arriesgándose en cada momento y cada vez que tomamos nuestras propias
decisiones.
Una persona posee un carácter firme, cuando su vida se mantiene fiel a
unos principios personales, cuando está seguro con sus convicciones, y
sobre todo cuando es capaz de dominarse y controlar sus impulsos. Una
persona con carácter también tiene miedos, la diferencia radica en la
forma en que se enfrenta a ellos. No se aleja ni se paraliza, asume las
situaciones de riesgo con audacia y firmeza, tratando de resolverlas
adecuadamente sin desmoronarse ante la adversidad.
Vivir no es sencillo. El mundo puede ser maravilloso, pero también puede
ser cruel. Y mantener fuerte nuestro carácter, nos permite aceptar las
cosas como son, no como uno quiere que sean. Nos ayuda a alejarnos de
personas débiles que jamás se comprometen, y cuyo ego negocia con todo a
su alrededor por que todo tiene precio o valor.
La meta no es poseer sino dar, no es tener sino ser, no controlar sino compartir, no someter sino estar de acuerdo. Rabino Abraham Joshua Heschel