Una, para recordar a la compañerita especial para mí. Todas dejaron huella, pero siempre hay una especial, ¿no?
Recuerdo una mañana en que nos dieron por primera vez huevo en el desayuno. La srita. directora del internado estaba muy orgullosa por ello (era un triunfo, seguramente ahora lo veo, haber conseguido éso para sus chiquitas) las compañeritas felices por la inclusión de tan preciado alimento en nuestra mesa, y yo... con el ojo cuadrado de ver ésa viscoso y nada agradable cosa en mi plato.
Era huevo crudo. Y yo tenía campaña contra los huevos como fueran. Sucede que cuando estuve en el otro internado, nos quedábamos en un rancho los fines de semana y vacaciones. Y nos tocaba alimentar a los animalitos. Cuando nos mandaron ir por los huevos, yo me imaginé ir a la tienda por ellos como en casa jajajja.
Nooooooooo... fuimos con una canastita a quitarle los huevos a unas pobres gallinas que trataban de evitarlo, picoteándonos. Mi hermana y la hija del dueño del rancho, sin más ni más, las tomaban del cuello, las alzaban y se los quitaban. |