Como cristianos, aseguramos que en Jesucristo hemos encontrado la paz. Pero aún, a pesar de nuestra fe, vivimos en una confusión, ansiedad y una lucha interna por la autoestima y la aceptación. Cuando no nos gusta la manera en que los demás nos tratan, vamos a la batalla. No sabemos cómo vivir en paz.
Esto pasa porque estamos muy ocupados encargándonos de los negocios y las ocupaciones de nuestras vidas que nos perdemos de la fiesta que Jesús está ofreciendo. La lectura del Evangelio de hoy nos enseña que solamenteencontramos verdadera felicidad cuando aceptamos la invitación del Señor a cenar con Él - es decir, cuando nos tomamos tiempo para disfrutar su compañía y permitirle que Él nos alimente. La Misa es un ejemplo de este tipo de banquete, pero la invitación es para cada día, todo el día.
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