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General: La furia nadaista en Colombia
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 03/02/2014 17:16 |
La furia nadaísta
Eran los más locos, los más vagos, los más 'perros', poetas adolescentes de provincia que el escritor antioqueño Gonzalo Arango, diez años mayor que todos, reclutó especialmente en Antioquia y el Valle para envenenarlos con su recién creado Nadaísmo, movimiento literario, filosófico, artístico y social, que irrumpió oficialmente en Colombia en 1958, en plena dictadura del general Rojas Pinilla y la violencia bipartidista.
El 'inventico' -como solía llamarlo Arango, quien para entonces tenía 27 años y era ya tan buen prosista como agitador- fue presentado en sociedad con la lectura del 'Manifiesto Nadaísta', escrito sobre papel higiénico y difundido a los cuatro vientos en Medellín con su grito desesperado y el escándalo que produjo en la sociedad colombiana de entonces, moralista y anquilosada.
"Destruir un orden es por lo menos tan difícil como crearlo-empezaban aclarando-. Ante empresa de tan grandes proporciones, renunciamos a destruir el orden establecido. La aspiración fundamental del Nadaísmo es desacreditar ese orden".
Y seguían: "En esta sociedad en que la mentira está convertida en orden, no hay sobre quién triunfar sino sobre uno mismo. La misión es no dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que esté consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado".
El Nadaísmo nacía emparentado con las tendencias más rebeldes e iconoclastas del siglo XX y se propagó como epidemia predicando la creencia en la Nada como principio de todo, al abrigo del Dadaísmo, Surrealismo y Nihilismo, pero sobre todo del Existencialismo de Sartre y Camus.
Sus pioneros hablaban al mismo tiempo de "existencialismo ateo", misticismo, poetas malditos, monjes tibetanos y budismo zen, pues querían zafarse de la lógica y trabajar en el terreno del absurdo.
Así se fueron lanza en ristre contra las liras más acartonadas de la poesía nacional y contra una tradición de la que solo dejaron en pie a León De Greiff y Fernando González, quienes pese a su distancia generacional simpatizaron con este combo de melenudos que escribían versos subversivos y cuestionaban a la sociedad, buscando desalmidonar letras y costumbres nacionales, atacando sus cimientos más intocables: Iglesia, establecimiento, herencia hispánica y Frente Nacional.
"El país de entonces era muy inocente -dice el columnista de EL TIEMPO y poeta Eduador Escobar, integrante del grupo inicial-. Por eso pudimos escandalizarlo dejándonos el pelo largo y diciendo palabrotas. Queríamos sacudir a Colombia de esa hipocresía y pacatería que reinaban, de esa religión malentendida. Más que literario, fuimos un movimiento social. Ya después con tanta violencia, narcotráfico y delincuencia es difícil que se repita un fenómeno igual. A Colombia ya no la sorprende nada".
Para el poeta y publicista Jotamario Arbeláez, también columnista de EL TIEMPO, otro de los fundadores: "Los nadaístas fuimos la respuesta iracunda de una primera violencia que se enseñoreó en los cincuenta en Colombia con 500 mil muertos. El existencialismo nos hacía asumir esa postura de intelectuales rebeldes que querían zarandear la realidad que les tocaba vivir".
Corrían los sesenta con su mezcla de revolución cubana, Marilyn Monroe, Beatles, píldora y rock, por lo que el grupo aprovechó todas las vanguardias incluyendo pop art, nueva ola y revolución del 68, para renovar los ídolos de la juventud.
"Academia, clero y estereotipos -continúa Arbeláez- impedían que los jóvenes tuvieran una gran manifestación estética y espiritual, y nosotros ya estábamos aburridos de tener que rendirle pleitesía a la 'María' de Isaacs".
Inspirado en generaciones norteamericanas críticas, como 'hipsters' y los 'beatniks' de Jack Kerouac y Allen Ginsberg; y de corrientes como creacionismo, ultraísmo, idealismo, situacionismo y todos los 'ismos' modernos y posmodernos, como el futurismo italiano que proclamaba que "un automóvil rugiente es más bello que la Victoria de Samotracia", el Nadaísmo propuso cosas como cambiar el busto de Isaacs por el de Brigitte Bardot, con lo que empezó a captar la atención del país y los medios, también con actos como la quema de sus bibliotecas personales en la Plazuela de San Ignacio en Medellín, a la que le siguió otra de mil ejemplares de "María" en el parque Berrío, donde ardieron de paso unas cuantas "Vorágines".
"Para los comunistas -dice Arbeláez- fue un acto de inquisidores, para los psiquiatras una manifestación infantil de piromanía. Pero no era más que una cremación de la basura literaria con que nos habían corrompido".
Luego, sabotearon un Congreso de Intelectuales Católicos y no faltó un episodio de irrespeto a un sacramento católico, que el propio Gonzalo Arango desaprobó y que les trajo a la mente una advertencia de Estanislao Zuleta años atrás: "Hasta el sacrílego reconoce la religión al apuñalear una hostia, porque nadie profana una galleta de soda".
Desorden, anarquismo, mezcla de versos y alboroto, adiós a las reglas, "agitación de conciencias", amor y verso libres, el Nadaísmo se volvía el dolor de cabeza de las autoridades, la oveja negra de los movimientos literarios, la diversión de la clase media "que no tenía espectáculos" (como decía Amílcar U), y la perdición de Gonzalo Arango que por culpa de ocurrencias de sus discípulos terminó excomulgado y encarcelado más de una vez.
Como recuerda Jaime Jaramillo Escobar, conocido desde entonces con el seudónimo de 'X-504' y considerado por la crítica como el poeta de mayor calidad del Nadaísmo: "A Gonzalo lo seguían multitudes, incluidas la caballería montada, la policía pública y secreta y el ejército. Como confundían poesía con policía lo detenían a menudo y los que lograban sacarlo de la cárcel eran Otto Morales y Alberto Aguirre, por admiración y amistad y en defensa de la libertad de pensamiento y expresión, cosa que hasta ahora nunca se ha logrado en Colombia".
También el poeta y crítico Juan Gustavo Cobo recuerda que "luego de aparecidos los nadaístas, los de la llamada 'generación sin nombre', hicimos en 1969 un manifiesto para definirnos en contra de ellos. En mi proximo libro 'La Patria Boba y otros poemas' explico cómo reinvindicamos a poetas como Aurelio Arturo y Mutis y el hecho de que lo nuestro era la literatura y no el escándalo ni la revolución para luego aburguesarse. Ese juvenil ataque contra el Nadaísmo fue respaldado por gente como Jorge Zalamea, Mejía Vallejo, Augusto Rendón y 70 firmas más".
El Nadaísmo tuvo muchos seguidores, pero su núcleo inicial estuvo compuesto por 12 poetas, "13 con Gonzalo, su iluminado Profeta, difusor del evangelio malsano, que era quien pagaba el pato y las cuentas", aclara Jotamario.
Los mismos 12 que decidieron tomarse la capital en los setenta, desde cafés, bares y prostíbulos hasta las cárceles donde iban a dar. Todo eso entre pachanga, versos y 'marimba' hasta que decidieron trasladar sus tertulias a las funerarias ya que había servicio y tinto gratis 24 horas.
Hoy quedan vivos y activos en las letras: X-504, Jotamario, Eduardo Escobar, Elmo Valencia (llamado 'el Monje loco'), Armando Romero, Jan Arb, Pablus Gallinazo, Jaime Espinel, Milcíades Arévalo, David Bonells, Verano Brisas y Arnulfo Arias.
"Los de Medellín éramos más metafísicos y filosóficos -dice Escobar-. Los de Cali aportaron humor y esa socarronería que tanto caracterizó al movimiento. Luego empezaron a contagiarse otras ciudades. Fuimos toda una generación. Incluso, hubo mujeres como Patricia Ariza, Fanny Buitrago y Dina Merlini de la que todos vivíamos enamorados. También muchos poetas reconocidos, como Gómez Jattin, Juan Manuel Rocca y Mario Ribero, pertenecieron al movimiento y luego se marginaron.
"Los demás son papelitos"
Algunos califican el Nadaísmo como la campaña publicitaria mejor montada que ha existido en la literatura colombiana. "Eso ocurre cuando uno convierte los versos en eslogans -dice Cobo-, lo que degrada la poesía".
Los nadaístas ponían a rodar frases como "La marihuana es el opio del pueblo, por su bajo precio naturalmente", o "el que pretende acercarse a la verdad, se acerca a la estructura de la Nada, lo que hace que a veces grandes obras parezcan tomaduras de pelo y viceversa"; rebelión estética por la que nadie daba un peso, incluyendo la Academia de la Lengua que alcanzó a llamarlos 'escritores de alcantarilla', término que Gonzalo Arango retomó con mucho orgullo.
"En un comienzo nuestra poesía no tenía ritmo, adjetivación, coherencia. Estábamos creando un colapso -dice Jotamario-. Luego, abandonamos los abstraccionismos e inauguramos una poesía urbana. Así fuimos entrando en la modernidad. Hoy, 32 años después que Arango muriera en un accidente automovilístico y cuando el Nadaísmo está cumpliendo sus "bodas sin oro" -como las denominan sus integrantes- ¿qué queda de esta generación 'desencantada' o 'del desarraigo' que defendía minorías, denunciaba atropellos, quería un 'hombre nuevo' y rompía esquemas con su estallido expresivo en búsqueda de otra belleza?
"Ese balance -dice X-504- podremos hacerlo con mucho gusto en el 2058. A los 12 autores que están en plena producción los acompañan una larga lista de herederos que queda de la renovación de la literatura en muchas obras y su influencia en las generaciones de medio siglo. Sigue significando lucha por libertad de pensamiento y de expresión, postulado fundamental irrenunciable".
Para Jotamario, "al contrario de lo que esperábamos, el Nadaísmo parece que hubiera sido creado para tener su esplendor en el siglo XXI. En los ultimos años se han publicado y reeditado más libros que en sus primeras décadas. No pensamos que duraría 50 años y que aplastaríamos todos los 'todoísmos' con que pretendieron contrarrestarnos.Luego de todo este tiempo, en que no apareció ningún movimiento que nos desbancara, nos hemos tornado incómodos hasta para nosotros mismos. Veremos si lo damos de baja voluntariamente, para darnos el lujo de seguir comiendo del muerto".
Según Francia Helena Goenaga, profesora de literatura de la Universidad de los Andes "el Nadaísmo fue el único movimiento colombiano que apareció formalmente con un manifiesto sobre poesía. Aportó una actitud rebelde en cuanto a la literatura de ciudad, abordando lo urbano de manera directa y sin tanto decoro, superando ese 'impedirse decir las cosas como son' que caracterizaba a las generaciones anteriores. Aunque su época de oro ya pasó, podría decirse que continúa vigente en el grupo que sigue considerándose nadaísta".
Para Eduardo Escobar, "e movimiento como tal terminó hace muchos años, pero me ha servido para hacer una vida libre".
En cambio, para X-504, "lo más falso es darlo por terminado, cuando apenas está empezando. Por ser una filosofía, puede continuar en forma indefinida. Sorprende su interés en jóvenes de todo el país que a diario buscan contacto con sus fundadores".
Para Cobo, "exceptuando la valiosa y perturbadora obra de X-504, el Nadaísmo escandalizó, pero literariamente no dejó nada. Fue algo pueril que tuvo su gracia y encanto pero que finalmente no tuvo trascendencia. Su poesía, como tantas otras en Colombia, ha naufragado en el piadoso y melancólico olvido".
"Elogios o denuestos -afirma X-504- es lo mismo para nuestra indiferencia. El mundo se divide entre el sí y el no. El Nadaísmo pasa imperturbable por el medio". O como diría Jotamario: "Nadaísmo y antinadaísmo son la misma cosa".
Algo habrán tenido estas 'perlas' de la antipoesía para figurar en enciclopedias prestigiosas del mundo, incluida la Británica y la del 'señor Larousse' -como dicen ellos- con una expresión poética de renombre internacional que es referente de la literatura colombiana del siglo XX y su movimiento más conocido.
El mismo que contagió a otras artes llegando a tener músicos, pintores, dramaturgos y toda clase de personajes nadaístas, tanto en Colombia como en América Latina. También por algo X-504 ganó el premio Cassius Clay de Poesía y Jotamario fue tres veces Premio Nacional de Poesía y Premio Oveja Negra "y con poemas de esa época"; o Eduardo Escobar fue Premio Simón Bolívar a la mejor columna de opinión en el 2000. Por su ingenio y facilidad con la palabra, los nadaístas hoy son publicistas, periodistas y hasta empleados y pensionados del establecimiento que un día criticaron, sin abandonar la poesía claro, porque como dijo Darío Lemos en su nombre: "lo demás son papelitos". Lo importante, según Eduardo Escobar, es recordar en este aniversario "que el inventico del tierno Gonzalo Arango fue reinventar la fraternidad en esta tierra de caníbales".
'Bodas sin oro'
En lo que va del año, la Biblioteca Nacional, la Cinemateca Distrital y la Luis Ángel Arango, en Bogotá, como la Feria del Libro del Pacífico (Cali), la de la Universidad del Valle (Cali) y la Fiesta del Libro de Medellín, han realizado eventos sobre el Nadaísmo. Los habrá también en sus 50 años en la XIV Feria del Libro del Pacífico, del 10 al 20 de octubre en la Universidad del Valle y en la Fiesta del Libro en Medellín.
En septiembre habrá un ciclo de conferencias de los Nadaístas en la Biblioteca Nacional los días 2 (Elmo Valencia 'El Nadaísmo y el calentamiento de la tierra' y Jotamario Arbeláez 'Dónde están los que se fueron'; el 3 Eduardo Escobar 'Nadaístas y Paranadaístas' y Álvaro Medina 'El arte de los nadaístas') y el 4 Pablus Gallinazo, Concierto 'Homenaje a Boca de Chicle'.
En noviembre, la Luis Ángel Arango (Bogotá) también presentará un ciclo de conferencias los días 25, Jaime Espinel: 'Alguna noche de un sueño profundo', Jotamario: 'Mi experiencia con los libros, los licores y las mujeres', Patricia Ariza: 'Los Nadaístas', Elmo Valencia: 'El Nadaísmo y la generación beatnik' y 27 Eduardo Escobar: 'Remembranza de Amílcar U'. La Universidad Javeriana publicará el número 25 de sus 'Cuadernos de Literatura' en el segundo semestre de 2008, dedicado a 'Nadaísmo y generación sin nombre, medio siglo de rebeldía'.
De la cosecha nadaísta (Varios traducidos)
Colectivos
- '13 poetas nadaístas' (Antología poética-1963).
- 'El sermón atómico'(1964).
- 'Manifiestos Nadaístas'(1980).
Gonzalo Arango
- 'Primer Manifiesto Nadaísta' (1958).
- 'De la nada al Nadaísmo' (1963).
- 'Boom contra Pum Pum' (una revisión de Gabriel García Márquez).
Jaime Jaramillo Escobar (X-504)
- 'Los poemas de la ofensa' (Premio Cassius Clay de Poesía -1968).
- 'Cincuenta años de atraso en poesía', (Ensayo-1960).
Eduardo Escobar
- 'Invención de la uva' (1966).
- 'Del embrión a la embriaguez' (1969).
- 'Cuac' (1970).
- 'Correspondencia violada' (1980).
- 'Nadaísmo crónico y demás epidemias' (1993).
Jotamario
- (Tres veces Premio Nacional de Poesía)
- 'El profeta en su casa' (1965).
- 'Mi reino por este mundo' (Premio Oveja Negra-1980).
- 'Nada es para siempre' (Autobiografía nadaísta).
Amílkar Osorio
- 'Vana Stanza' (1984). ¿ 'El yacente de Mantegna' (1987).
Elmo Valencia & Jotamario
- 'El libro rojo de Rojas' (1970). MARIO RIVERO ¿ 'Poemas urbanos' (1966).
Fanny Buitrago
- ¿ 'El hostigante verano de los dioses' (novela-1963).
David Bonells
- 'La noche de madera' (1965).
Jaime Espinel
- 'Esta y mis otras muertes' (cuentos).
Armando Romero
- 'Los móviles del sueño' (1976).
Por Sophia Rodríguez Pouget
- Publicación
- eltiempo.com
- Sección
- Lecturas fin de semana
- Fecha de publicación
- 28 de agosto de 2008
- Autor
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El Nadaísmo, así pasen cincuenta años | Armando Romero | Ensayo
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Se puede aseverar, sin lugar a dudas, que el nadaísmo fue el movimiento literario más importante en el siglo XX colombiano. Ahora, cuando se cumplen 50 años de su fundación, es preciso volver a recapacitar en lo que fue este grito de protesta contra la sociedad colombiana desde la literatura y el pensamiento. Protesta contra una sociedad que había instaurado la violencia política y social como forma de acción, la cual favorecía los intereses de las clases políticas dominantes, ya fuesen liberales o conservadores. El nadaísmo es así una respuesta violenta contra la violencia, que en 1948 se había desatado sobre todo el país. Sin embargo, el hecho de que este movimiento haya perdurado por todos estos años, y todavía encuentre miembros activos y simpatizantes, es síntoma de que las causas que lo originaron todavía están vigentes, y que la endémica violencia colombiana, que hoy día ve en los secuestros, los asesinatos, el narcotráfico, las guerrillas y los paramilitares, una realidad casi tan cruel y violenta como la que vivió en la décadas pasadas.
Fundación del Nadaísmo
De Andes, un pueblo en lo alto de la montaña antioqueña, Gonzalo Arango bajaría a los 17 años a Medellín, siguiendo los pasos de una migración de habitantes del campo que, gracias a la violencia desatada, irían a engrosar las ciudades.
Había nacido en 1931. Pero Arango no era un campesino, era hijo de un telegrafista de pueblo que, aunque pobre, se las ingenió para mandar a su hijo a estudiar en la Universidad de Antioquia, donde cursará hasta el tercer año de derecho. Es indudable que el fenómeno de la violencia causó un profundo cambio en la vida de Gonzalo Arango, especialmente desde el momento en que se desató con más furia debido al asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948:
9 de abril: la misteriosa madeja del destino. La muerte de este hombre altera mi vida (…). La belleza de la revolución se revolcaba en el lodo de la demencia y el crimen: el aborto era bautizado por el diablo. Esa tarde, la Revolución se resbaló y cayó en el infierno de la violencia. Después supe por qué. Aquella tarde no lo comprendí. Mi padre nos encerró en un cuarto oscuro y nos rezó como siempre que había tormenta: Aplace Señor Tu ira, Tu justicia y tu rigor…- Y también: Señor Dios de los Ejércitos, llenos están los Cielos y la Tierra de la Majestad de vuestra Gloria…- Para mí esas oraciones eran el fin del mundo, el diluvio y la guerra. Yo rezaba y lloraba de espanto al mismo tiempo. [01]
La conformación social andina colombiana, de donde Arango es originario, es cerrada, católica y tradicional hasta el fondo. La violencia, y todo el agrietamiento estructural de la sociedad que ella significó, conllevó una quiebra en las instituciones fundamentales, una nueva ordenación de los valores. La institución política, religiosa, cultural, familiar, judicial, etc., en que se basaba la sociedad colombiana de ese entonces hizo crisis, perdió confianza en sí misma, y frente al fracaso de los partidos políticos, institucionalizó la violencia que iba a producir un tipo de conducta criminal que se convertiría en norma. El enemigo estaba en todas partes porque los grupos en el poder le habían hecho creer al colombiano que el enemigo era él mismo, que debía auto-destruirse a fin de encontrar su salvación: no hay códigos ni leyes que puedan contener el genocidio. Y este es el comienzo del Nadaísmo, pregunta y respuesta a una sociedad amordazada, a la cual no se le habían permitido escapes liberadores, erupciones de la subconciencia, y esto no solamente al campo raso de la vida de todos los días sino en el área de la cultura, y en especial de la literatura, donde a pesar del esfuerzo de unos pocos, todavía los rezagos del neo-clasicismo, del parnasianismo y de un tradicionalismo clerical y académico, seguían asustando a los atisbos vanguardistas que lastimosamente no florecieron a su debido tiempo.
Es claro que la muerte de Gaitán vino a frustrar el empeño creador de la masa colombiana y a reordenar la historia del país:
Si Gaitán no hubiera muerto, yo no sería hoy Gonzalo Arango. ¿quién o qué sería? No lo sé. No juego a la nostalgia ni a la profecía. Pero sí tengo la certeza de que sí Gaitán viviera, el Nadaísmo nunca habría existido en Colombia. Entonces, ¿dónde estaríamos y qué estaríamos haciendo los escritores nuevos? Es casi seguro que hoy estaríamos al lado de Gaitán, con Gaitán a la carga, defendiendo sus banderas revolucionarias. [02]
Una inclinación suya a torcerlo todo, como él mismo diría, lo lleva a Arango a dejar la carrera de derecho luego del tercer año y hacerse profesor de literatura, bibliotecario y colaborador del Suplemento Literario del diario conservador El Colombiano. En 1953 se une al “Man”, grupo político fundado por el General Gustavo Rojas Pinilla como una tercera fuerza en el país que representaba el binomio pueblo-fuerzas armadas. Allí permanecerá hasta 1957 cuando luego de ser nombrado miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente que se encargaría de reelegir a Rojas Pinilla, la dictadura cae y él tiene que refugiarse en Cali mientras una muchedumbre pide su cabeza en las calles de Medellín.
Ya en Cali, donde pasa su asilo político, sus ideas y opiniones se radicalizarán profundamente. Allí redacta, en 1958, su primer Manifiesto Nadaista, que leido una noche en un café de la Avenida Sexta despierta inquietud y adhesión en un grupo de muchachos inconformes, hijos y desterrados de la violencia. Ese mismo año lo editará en Medellín:
El Nadaísmo, en un concepto muy limitado, es una revolución en la forma y en el contenido del orden espiritual imperante en Colombia. Para la juventud es un estado esquizofrénico-consciente contra los estados pasivos del espíritu y la cultura. [03]
El escándalo corre velozmente y junto con sus amigos decide quemar todos los libros de su biblioteca en el parque Berrio de Medellín, lee un discurso escrito en papel toilette donde ya predica la nueva oscuridad. Sin embargo, desde un principio se niega a dar una definición precisa del movimiento, lo cual se convertirá en caballo de batalla para desconcierto de críticos, gramáticos y dueños de enciclopedias o diccionarios. “El Nadaísmo es un estado del espíritu revolucionario, y excede toda clase de previsiones y posibilidades”, escribe como introducción al Manifiesto. [04]
Esto posibilitó que la coherencia y cohesión del movimiento estuviera más allá de las consignas y de los dogmas, y se afincara en una actitud frente a la vida y a los medios de expresión, llámense estos literatura o arte, mediante una actividad subversiva en el plano del espíritu y en relación directa con la sociedad del momento. Los nombres de Sartre, Breton, Kierkegaard, Kafka, Gide, Mallarmé, entre otros, vienen a dar soporte a sus planteamientos, pero no desde el punto de vista formal de la literatura sino desde los ángulos de fricción con la vida. No obstante, y como suele suceder en casi todos los grupos que aspiran a entrometerse en la vanguardia, es la poesía el arma predilecta:
Trataré de definir la poesía como toda acción del espíritu completamente gratuita y desinteresada de presupuestos éticos, sociales, políticos o racionales que se formulan los hombres como programas de felicidad y justicia.
Este ejercicio del espíritu creador originado en las potencias sensibles lo limito al campo de una subjetividad pura, inútil, al acto solitario del Ser.
El ejercicio poético carece de función social o moralizadora. Es un acto que se agota en sí mismo, el más inútil del espíritu creador. Jean Paul Sartre lo definió como la elección del fracaso.
La poesía es, en esencia, una aspiración de belleza solitaria. El más corruptor vicio onanista del espíritu moderno. [05]
Si la violencia había arrasado con los viejos valores de la sociedad colombiana no se trataba pues, aquí, de restituirlos, sino de forjar, a costa de una profunda rebelión, nuevos valores que opuestos a los anteriores frontalmente abrieran perspectivas diferentes para encarar la vida. Sin embargo, Arango era consciente de que este proyecto de escándalo y desorden no sería fácil de lograr:
La lucha será desigual considerando el poder concentrado de que disponen nuestros enemigos: la economía del país, las universidades, la religión, la prensa y demás vehículos de expresión del pensamiento. Y además, la deprimente ignorancia del pueblo colombiano y su reverente credulidad a los mitos que lo sumen en un lastimoso oscurantismo (…). Ante empresa de tan grandes proporciones, renunciamos a destruir el orden establecido. Somos impotentes. La aspiración del Nadaísmo es desacreditar ese orden. [06]
Es importante señalar aquí que, como lo dejara bien claro Arango, el Nadaísmo no surge como un movimiento hacia la victoria sino como una expresión del fracaso de una generación que hará de ese mismo fracaso su arma de batalla; de allí la dialéctica quemante del Manifiesto y su fe en una poesía sembrada en sí misma, inútil como arma redentora. Al concluir, Gonzalo Arango, El Profeta de la Nueva Oscuridad, como se autodenominará desde ese entonces, bosqueja el programa de lucha del movimiento:
En esta sociedad en que la mentira está convertida en orden, no hay nadie sobre quien triunfar, sino sobre uno mismo. Y luchar contra los otros significa enseñarles a triunfar sobre ellos mismos.
La misión es ésta:
No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible, los cimientos de la sociedad nueva.
Lo demás será removido y destruido.
¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino. [07]
En esa contradicción o paradoja se movería el Nadaísmo, desconcertando y desubicando a sus adherentes y contrincantes.
Geniales, Locos y Peligrosos
En Medellín. y en 1959, se organiza por la curia un Congreso Nacional de Escritores Católicos, cuyo discurso de inauguración estaba a cargo de Eduardo Carranza. Arango redacta un Manifiesto al Congreso de Escribanos Católicos, el cual es distribuido entre los asistentes y los no asistentes. El Manifiesto aclaraba por qué los Nadaístas no eran católicos:
no somos católicos:
porque dios hace quince días que no se afeita
porque el diablo tiene caja de dientes.
porque san juan de la cruz era hermafrodita.
porque santa teresa era una mística lesbiana.
porque la filosofía de santo tomás de aquino está fundada en dios
y dios no ha existido nunca. porque somos fieles descendientes
de los micos de darwin.
porque en los infiernos no hay fogones “westinghouse” sino pailas
trogloditas de la edad de piedra remendadas
por lo gitanos. Y a nosotros nos gusta condenarnos confortablemente al estilo yanki.
no somos católicos por respeto a nosostros mismos. [08]
Y con el mismo tono irrevente y sacrílego continuaba impugnando a estos intelectuales que se habían reunido para pedirle al Señor Todopoderoso salvara a Colombia de los males en que estaba sumida:
… ustedes fracasaron. ¿Qué nos dejan después de 50 años de “pensamiento católico”? Esto: un pueblo miserable, ignorante, hambriento, servil, explotado, fetichista, criminal, bruto. Ese es el producto de sus enormes sermones sobre moral, de su metafísica bastarda, de su fe de carboneros, ustedes son los responsables de esta crisis que nos envilece y nos cubre de ignominia. [09]
Y advertía severamente:
En nombre del NADAISMO les impedimos defecarse una vez más en esta pobre alcantarilla que se llama Colombia. Y les manifestamos que los delitos que se cometen contra el espíritu no quedarán impunes.
Irrespetuosamente a los escribanos católicos:
SOMOS GENIALES
LOCOS,
Y PELIGROSOS. [10]
El escándalo se había instituido. La policía detiene a Arango y lo manda al tercer patio de la cárcel de La Ladera, entre los asesinos y criminales más peligrosos. Experiencia que canonizará en vida al Profeta y que se reflejará posteriormente en muchos de sus escritos.
Pero había que continuar bombardeando la institución religiosa, con más saña y furor. Un domingo por la mañana, y en plena misa mayor en la Basílica de Medellín, un grupo de nadaístas comulga pero en vez de tragarse las hostias las tiran al suelo o las meten en libros que llevan en la mano mientras prenden gloriosos cigarrillos. La multitud al grito horrorizado de ¡Sacrilegio! los persigue a fin de lincharlos. Darío Lemos es capturado por la policía quien lo salva así de una muerte segura. Sólo será liberado mediante un acto de contricción pública, que se organiza en el Estadio Atanasio Girardot, en presencia, por supuesto, de los integrantes del grupo Nadaísta, previo disfraz. Los nadaístas de Cali amenazan con repetir el mismo acto sacrílego en la Catedral de Cali y ésta permanece custodiada durante meses por el ejército.
Una hoja volante, titulada “El Alacrán”, anónima, pero realizada por los integrantes del grupo de Cali (Jaime Jaramillo Escobar, quien firmaba como X-504, Alfredo Sánchez, Jota Mario, Dukardo Hinestroza, entre otros), circula por calles y oficinas, regando improperios e impugnaciones contra las altas autoridades eclesiásticas. La reacción de la prensa y de las Damas de Acción Católica pide al gobierno que reprima, con todo el peso de la ley, semejantes desatinos. Sin embargo, el miedo cunde por todas las parroquias colombianas. El presbítero Rai-mundo Alvarez, de la iglesia de los Dolores de Manizales, escribía así al diario El Espectador de Bogotá:
MANIZALES, julio 12.—Estimado Señor: En esta católica ciudad de Manizales se ha venido rumorando con gran insistencia, un hecho que ha causado hondo desconcierto y sorpresa por la osadía y desvergüenza que mora en el espíritu del algunos jóvenes que dicen llamarse nadaístas. Es el caso que existe una carta dirigida al Excmo. y Rvdmo. Obispo de la Diócesis de Cali, Monseñor Francisco Gallego Pérez, que en paz descanse, por los nadaístas caleños, en términos que riñen con la sana moral y las buenas costumbres en tono altanero e irrespetuoso con la autoridad eclesiástica de esa ciudad; dicha carta fue dirigida en los días en que el Excmo. Señor Obispo guardaba cama por sus quebrantos de salud; y que a mi parecer motivó el desenlace fatal en su ilustre persona. [11]
Y aunque los nadaístas sabían perfectamente que era muy difícil que ellos fueran los causantes de la muerte de este sacerdote, nada podía hacerlos más felices que este tipo de sospecha, porque los revestía de un tinte de maldad que les encantaba, además de que impulsaba y ponía en movimiento lo que sería su primer arma de combate: el escándalo, y su consiguiente propagación por la prensa, lo cual representaba publicidad, y por lo tanto vida, acción.
A cortar cabezas
El Nadaísmo reconocía en Fernando González, el filósofo colombiano de Viaje a pie y El hermafrodita dormido, a un “gurú” o maestro. González, en uno de sus artículos laudatorios del movimiento había dicho: “Voy a orar por estos jóvenes, que se están desnudando “y en uno de sus libros: “Mucho ojo a esto, jóvenes, que cuando se habla de Nadaísmo se está hablando de sucediendo o Vida”. También se veía en Vargas Vila, otro resucitado por el Nadaísmo, una libertad anárquica y romántica, en Luis Carlos López al destripador de las almibaradas rosas del Parnaso colombiano, en León de Greiff al búho peripatético y estático que había cambiado su vida por cualquier cosa; pero eran pocos, dentro de los poetas e intelectuales que se salvaban de la crítica devastadora del Nadaísmo. La diatriba violenta se lanzó entonces contra todos los que representaban un mito nacional o defendían una tradición conservadora y clasista. Y así fueron cayendo cabezas a hachazo limpio: “Hay más poesía en 50 KPH que en toda la obra completa de Guillermo Valencia”, maquinaba Jota Mario en una de sus conferencias.
En un reportaje al diario El Tiempo de Bogotá, a fines de 1959, el poeta Rafael Maya declaraba, entre otras cosas, que el Nadaísmo le parecía “algo muy oscuro” y dejaba ver su desdén por este Movimiento. Nada mejor para que, desde Medellín, se lanzaran los integrantes del grupo contra quien representaba la mejor retórica cultural colombiana. En sus apartes la carta acusatoria decía:
¿Conque le parece “muy oscuro” el Nadaísmo? Es que usted tiene miopía en el cerebro y canas en el corazón. ( … ) Abreviamos: El Nadaísmo es todo lo que no es usted. En consecuencia, es una cosa buena. La próxima vez que se lo pregunten diga: “El Nadaísmo es todo lo que no soy yo”. Y le habrá dicho a la juventud una verdad, la primera en este proceso de tergiversaciones sobre la falsedad de que usted es un maestro de la juventud.
Maya: Deseamos su silencio de todo corazón. No publique más libros. No contribuya más a la corrupción de los espíritus. Sus libros han contribuido grandemente al desprestigio de la literatura y de la decencia colombiana. [12]
Poco tiempo después, y también redactado por Gonzalo Arango en colaboración con los nadaístas de Medellín aparecerá el Mensaje Bisiesto a los Intelectuales Colombianos (1960), una especie de tarjeta de nuevo año con puntillazos mordaces. Veamos algunos:
Eduardo Carranza: Usted es un caso perdido: todavía cree en la poesía y en las mujeres… ¡Oh, Teresa! en cuyo culo el cielo empieza.
Arturo Camacho Ramirez: ¿usted cree que Baudelaire fumaba marihuana en la televisora?
Fernando Botero: ¿usted se cree el salvador de la pintura moderna porque tiene barbitas de nazareno? usted es un católico plástico porque funda los dogmas de la belleza en el misterio.
Andrés Holguín: poeta tortuguez: si sabe tanto de retórica, díganos cuantos piojos tiene un soneto.
Eduardo Mendoza Vareta: usted le da mucha importancia a los académicos de paraguas y cajas de dientes. Como se ve, usted no cree en el nadaísmo ni en la guillotina. Pero le aconsejamos no sea tan incrédulo.
Luis López de Mesa: viejo sardina: si dios tuviera noticias de su existencia estaría arrepentido de crear al hombre. [13]
Este sería el comienzo de toda una serie de polémicas canalizadas a través de panfletos, manifiestos o artículos de prensa, en las cuales se enjuiciaba a los intelectuales colombianos, sin discriminación de orden, escuela o principio: Eduardo Caballero Calderón, Jaime Mejía Duque, Manuel Mejía Vallejo, Eduardo Gómez, Oscar Collazos, Jorge Padilla, Marta Traba, Jorge Zalamea, Gabriel García Márquez, y por supuesto muchos escritores de provincia.
Gonzalo Arango, quien conocía bastante bien las artimañas de la política colombiana, tal vez por ser él mismo un político a su manera y por haber participado en ella, condujo al Nadaísmo a una posición de crítica intransigente e irreconciliable con los patrones establecidos por los partidos tradicionales y más aún contra disidencias liberales como la de Alfonso López Michelsen y los partidos de izquierda. En el Mensaje Bisiesto se lee:
Alfonso López Micheisen.- nosotros somos pasajeros de la revolución, pero gracias, no viajamos en tercera. [14]
Pero era fácil arremeter contra los partidos tradicionales, no así contra la izquierda que, lógicamente, por su carácter antigubernamental, anticlerical, etc., encontraba simpatías en los militantes del Nadaísmo. Es por esto que desde un comienzo el Nadaísmo mostró su adhesión firme con la revolución cubana y sus principios de cambio. En mensaje enviado a Fidel Castro y firmado por todos los integrantes del grupo, decía:
Nosostros nos identificamos con Cuba, respaldamos su pensamiento político de izquierda y vemos en su Revolución la imagen de nuestro porvenir. [15]
Por lo general ésta será la posición política que el Nadaísmo defenderá frente a la revolución cubana, con los altibajos que otorgará el suceder político y con las paradojas y contradicciones que caracterizan al Movimiento. No obstante, los dirigentes intelectuales de la revolución cubana siempre fueron muy escépticos con respecto al Nadaísmo, y en esto debe verse la mano de los escritores y artistas de la izquierda colombiana que se oponían frontalmente al Movimiento.
Lo que hemos destacado hasta aquí recoge parcialmente el período de fundación del Movimiento. Las circunstancias posteriores, que lo convertirán en un movimiento literario por encima de otras cosas, marcarían otros rumbos, que si bien eran controvertidos, ya no tendrían a la violencia como respuesta directa a la realidad colombiana, sino a la literatura y al juego de las ideas. Sin embargo, ya para aquel entonces el Nadaísmo había logrado su cometido. Esta actitud redentora, si podemos decirlo así, del pensamiento y la vida nacional, sólo verá sus frutos en las décadas posteriores, cuando los poetas y escritores jóvenes vuelven sus ojos con inmenso afecto y solidaridad hacia los logros del movimiento, hacia esa respuesta violenta a la violencia colombiana.
NOTAS
1. Gonzalo Arango, Obra negra (Buenos Aires: Ediciones Carlos Lohlé, 1974), p. 59.
2. Gonzalo Arango, Obra negra, p. 61.
3. Gonzalo Arango, Primer manifiesto (Medellín, Tipografía Amistad, 1958), parte IV.
4. Gonzalo Arango, Primer manifiesto, parte 1.
5. Gonzalo Arango, Primer manifiesto, parte III
6. Gonzalo Arango, Primer manifiesto, parte III.
7. Gonzalo Arango, Primer manifiesto, parte III.
8. Gonzalo Arango, Obra negra, p. 24.
9. Gonzalo Arango, Obra negra, p. 24.
10. Gonzalo Arango, Obra negra, p. 26, 27.
11. El Espectador, Bogotá, 13 de julio, 1959, p. 5.
12. Esquirla, Cali, 8 de noviembre de 1959, I época.
13. Hoja volante. Archivo del autor.
14. Hoja volante, Archivo del autor.
15. Esquirla, Cali, 8 de mayo de 1960, 1 época.
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Armando Romero (Colômbia, 1944). Poeta, ensaísta e prosador. Foi um dos integrantes do movimento Nadaísta. Armando é um intenso apaixonado pelas viagens, o que o levou a viver em países como México, Venezuela, Grécia e Estados Unidos. Publicou os seguintes livros de poesia: Los móviles del sueño (1976), El poeta de vidrio (1976), Del aire a la mano (1983), Las combinaciones debidas (1989), A rienda suelta (1991), Hagion Oros-El Monte Santo (2001), Cuatro líneas (2002), y De noche el sol (2004). Em 2005 se publica A vista del tiempo (antología poética 1961-2004). Entre seus livros de ensaios, destacam-se Las palabras están en situación (1985), y El Nadaísmo o la búsqueda de una vanguardia (1988). A presente entrevista foi realizada em dezembro de 2006, e integra a versão espanhola de Escritura Conquistada (em preparação). Contacto: armando_romero@msn.com. Página ilustrada com obras do artista Juan Bustillos (Bolívia).
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Arango, Gonzalo
Ficha Bibliográfica
Título: Arango, Gonzalo
Poeta antioqueño (Andes, enero 18 de 1931 - Tocancipá, Cundinamarca, septiembre 25 de 1976). Fundador del Nadaísmo con diez poetas menores de edad. Su primera aventura amorosa fue a los seis años, con una hermana de la caridad, sor Mónica. Fue retirado del kinder religioso por dos razones: por su precocidad amorosa, y porque en cuatro años se agotaron todos los recursos humanos y divinos para enseñarle a leer y a escribir, inútilmente. Bachiller. Filósofo laureado. Desertor de La Patria Boba y de toda esperanza. El resto de la vida se la ha pasado olvidando lo que aprendió. Agitador. Expresidiario de cuatro cárceles, actualmente en uso de libertad condicional. Vagabundo, parásito, poeta o eterno de algún modo. Burócrata ocasional y destituido. Corruptor de la juventud. Enamorado, casado, fracasado, y reincidente. Aventurero, sin oficio conocido. Vive del milagro y de las mujeres. Duerme en un monasterio. Es además escritor. Así se definía Gonzalo Arango Arias en 1966, en la "Geniología" de los nadaístas con que comenzaba la antología del movimiento titulada De la Nada al Nadaísmo. Ese estilo, provocador, incendiario, escandaloso, es el mismo que permitió hacer del nadaísmo un fenómeno de trascendencia nacional, y de su autor, una de las personalidades más sobresalientes de la cultura nacional en este siglo. Gonzalo Arango fue el menor de trece hijos de una familia conservadora de modestos recursos. SL infancia, según su propio testimonio, transcurrió entre el bienestar del campo y el horror de la escuela. A los 17 años viajó a Medellín a terminar su bachillerato en el Liceo Antioqueño, donde se destacó como estudiante aventajado. Esta es la época de las lecturas existencialistas que ocasionarán a la postre la primera crisis religiosa: Yo había sido educado para hacer de este mundo un episodio efímero, de la vida algo estoicamente desdeñoso, y del cielo un Absoluto [...] Pero mi contacto con cierto racionalismo filosófico fue socavando los estamentos sagrados de mi fe de carbonero, y una doliente duda hacia los valores terrenos me pusieron en el umbral de la desesperación. Luego de terminar el bachillerato, Arango entró a estudiar Derecho en la Universidad de Antioquia, carrera que abandonó al tercer año por cierta inclinación a torcerlo todo. Desengañado de la república de las bayonetas y del Corazón de Jesús, se marchó entonces al campo, resuelto a encontrarse consigo mismo, a ser un hombre auténtico, a hacerse escritor. De esta época sólo queda el testimonio publicado en las Memorias de un presidiario nadaísta (la novela que escribió durante ese tiempo, Después del Hombre, terminaría incinerada en la primera de las famosas quemas de libros organizadas por los nadaístas). De regreso de su exilio campesino, y muerto su padre, se unió en 1953 al MAN (Movimiento de Acción Nacional), movimiento político encabezado por el entonces presidente, general Gustavo Rojas Pinilla. Dos años después hizo sus primeros pinos en el periodismo como comentador literario en el periódico conservador El Colombiano, e hizo parte de la Asamblea Nacional Constituyente en calidad de suplente. Después de la caída de Rojas, en 1957, Arango tuvo que abandonar Medellín, en vista de que los frentenacionalistas exigían su cabeza. En Cali se dedicó, entonces, a maquinar lo que todos sus amigos coinciden en señalar como la mayor obra de su vida: el nadaísmo. El primer Manifiesto nadaísta apareció en 1958; son 42 páginas dedicadas íntegramente a argumentar cultural, estética, social y religiosamente la misión por cumplir: No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible, los cimientos de la sociedad nueva>. En realidad, más que el texto del manifiesto, lo que dispararía a gonzalo arango (que así firmaría en lo sucesivo) y a su movimiento a la cúspide de la fama, fue la serie de actos públicos y publicitarios realizados para difundir la "nueva oscuridad". Manifestaciones con discursos escritos en papel higiénico, quemas simbólicas para incendiar la literatura colombiana, sacrilegio con hostias en la Basílica de Medellín, fueron algunos de los escándalos que llevaron a los nadaístas al primer plano de la escena nacional. El promotor principal de estas acciones, a través de un combate infatigable redactando cartas, publicando libros, dictando conferencias por todo el país, arengando desde los medios de comunicación, o dando con sus huesos en la cárcel, fue siempre Gonzalo Arango. Desde el mismo año de su nacimiento, el ensayista Estanislao Zuleta advirtió los límites de la aventura nadaísta: Para creer ser el mal de la sociedad burguesa es necesario creer que ésta es el bien, de la misma manera que el sacrílego reconoce la religión cuando le da puñaladas a la hostia, porque nadie profana una galleta de soda. En resumen: uno cree descalificar al juez cuando en realidad le concede todo. Gonzalo Arango, motor principal de esa lucha, gastó la mayor parte de sus energías en alimentarla, a sabiendas de que le sustraía alientos a su vocación de escritor: Me siento como si la vida me hubiera soltado de la mano -dice en carta al también nadaísta Eduardo Escobar-, existo al vaivén, ni siquiera escribo mi obra maestra. Uno es un tramposo hijo de puta. Uno se aplaza, uno se muere cada día en el reloj suizo, uno es un suicida. En 1963, a consecuencia de una declaración de Gonzalo Arango, en la que acusaba al nadaísmo de desesperación nihilista y derrotismo, sus compañeros lo quemaron simbólicamente en el puente Ortiz de la ciudad de Cali. Cuando en 1968 elogió al presidente Carlos Lleras Restrepo como poeta de la acción, volvieron a hacerlo. Durante todo este tiempo, Gonzalo Arango se iría desencantando de su errática actividad política, volcándose hacia una espiritualidad que le retornara lo que había perdido de niño: el contacto con la naturaleza y la fe en Dios. En sus últimos años, antes de morir en un accidente automovilístico en la carretera Bogotá-Tunja, soñaba con establecer una comuna de artistas y poetas en la isla de Providencia. Entre las publicaciones de Gonzalo Arango se cuentan obras de teatro: Nada bajo el cielo raso, HK-11 (1960) y Los ratones van al infierno y la consagración de la nada (1964); cuentos: Sexo y Saxofón (1963); crónicas, ensayos y artículos de prensa: Prosas para leer en la silla eléctrica (1966), Memorias de un presidiario nadaísta (1991); correspondencia y manifiestos: Correspondencia violada (1980); y, por supuesto, poesía: Providencia (1972), Fuego en el altar (1974), Adangelios (1985). En 1974, el poeta Jotamario Arbeláez seleccionó una antología de su obra bajo el título Obra Negra. Además del primer Manifiesto nadaísta (1958), Gonzalo Arango puso en circulación, entre otros, Los camisas Rojas (1959), El manifiesto de los escribanos católicos (1961), El mensaje a los académicos de la lengua (1962), El terrible 13 Manifiesto Nadaísta (1967), y Boom Contra Pum Pum, en el que fustiga a Gabriel García Márquez. Publicó dos antologías de los nadaístas: 13 poetas nadaístas (1963) y De la Nada al Nadaísmo (1963). Sus poemas, además de su leyenda, lo han hecho popular entre los jóvenes; sus crónicas y cartas contienen, quizá, lo mejor de su escritura. Como periodista, Arango colaboró en la Nueva Prensa (1963-64), Cromos (1966-67) y El Tiempo (1968-69). Apareció ocasionalmente en el Corno emplumado de México y Zona Franca de Venezuela. Junto con X-504 [seudónimo del poeta Jaime Jaramillo Escobar) alcanzó a publicar ocho números de la revista Nadaísmo 70 [Ver tomo 4, Literatura, "El nadaísmo", pp. 271-274].
John Jairo Galán
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
![](http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/biografias/77300/0-a-circulodelectores.jpg)
Bibliografia
ARANGO, GONZALO. De la nada al nadaísmo (antología). Bogotá, Tercer Mundo, 1966. ARANGO, GONZALO. Obra negra. Buenos Aires, Ediciones Carlos Lohlé, 1974. COBO BORDA, JUAN GUSTAVO. "El nadaísmo". En: Manual de literatura colombiana. Bogotá, Procultura-Planeta, 1988, tomo u, pp.193236. COLLAZOS, OSCAR. "Nadaísmo". En: Historia de la poesía colombiana. Bogotá, Ediciones Casa Silva, 1991. ESCOBAR, EDUARDO. Gonzalo Arango. Correspondencia violada. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1986. ESCOBAR, EDUARDO. Gonzalo Arango. Bogotá, Procultura, 1990.Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
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