Siento una pena cuando te busco y no te hallo siento una pena muy grande saber que ya te has ido, siento que tu ausencia es como sal en la llaga de mi alma siento que el haberte conocido ha sido tiempo perdido.
Es ésta una pena que no se cura fácilmente, es pena del alma que sangra con tu recuerdo; herida que duele con tu prolongada ausencia; dolor que punza constante en un rincón de mi alma..
Presiento que ya nada volverá a ser igual que hace unos meses; presiento que has cambiado en tu manera de sentir, y ahora sólo sientes compasión por mí, a veces.
No te culpo, la vida es así. Así es el amor: va y viene como las olas del mar; asemeja también al colibrí que se detiene en cada flor, chupa su esencia y se aleja, igual la abeja el néctar, dejando como huella la fragancia del amor que perdura en el tiempo y la distancia.
Es el eterno vaivén del amor: mar de pasiones contenidas; a veces encuentran puertos, a veces rompen su alma en mil pedazos sin hacer mella en la dureza de roca, hasta que el viento, su siempiterno compañero, su fuerza vital amaina y entonces sólo se conforman con lamer las arenas de la costa.
Tú eres mi puerto, mi faro de luz, mi barca en altamar, mi estrella polar que orienta mi destino en la tempestad; deja que llegue a ti no sólo la espuma. No, la espuma no tiene sabor, ¡Siente el empuje del agua salada! y deja que moje repetidas veces tus entrañas!
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