Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amig@.
Gracias por compartir tus sabias letras o por leer las
mías y por la importante participación
en la página y tambien por la leal e
incondicional amistad que -vitualmente-
compartimos. Abrazos.
Me
encanta que te agraden mis
letras, porque pongo en ellas todo mi
cariño y es mi deseo que todos y cada uno de
mis mensajes lleven algo que nos
hagan crecer en conocimientos, ilusiones o
sueños. Casimiro.
Ruego
encarecidamente a todos los amig@s de esta casita,
que contesten algunos mensajes y, ó por lo
menos, que den las gracias a los amig@s que
han tenido la delicadeza de leer y contestar
los suyos. Casimiro