Caminé hacia la tarde de verano Para quemar, tras el azul del monte, La mirra amarga de un amor lejano En el ancho flamígero horizonte. Roja nostalgia el corazón sentía, Sueños bermejos, que en el alma brotan De lo inmenso inconsciente, Cual de región caótica y sombría Donde ígneos astros, como nubes, flotan, Informes, en un cielo lactescente. Caminé hacia el crepúsculo glorioso, Congoja del estío, evocadora Del infinito ritmo misterioso De olvidada locura triunfadora. De locura adormida, la primera Que al alma llega y que del alma huye, Y la sola que torna en su carrera Si la agria ola del ayer refluye. La soledad, la musa que el misterio Revela al alma en sílabas preciosas Cual notas de recóndito salterio, Los primeros fantasmas de la mente Me devolvió, a la hora en que pudiera, Caída sobre la ávida pradera O sobre el seco matorral salvaje, Un ascua del crepúsculo fulgente, Tornar en humo el árido paisaje. Y la inmensa teoría De gestos victoriosos De la tarde rompía Los cárdenos nublados congojosos. Y muda caminaba En polvo y sol envuelta, sobre el llano, Y en confuso tropel, mientras quemaba Sus inciensos de púrpura el verano.
Amigo.
Gracias por compartir tus sabias letras o por leer las
mías y por la importante participación en la
página y tambien por la leal e
incondicional amistad que -vitualmente-
compartimos. Abrazos.
Me
encanta que te agraden mis letras,
porque pongo en ellas todo mi cariño y
es mi deseo que todos y cada uno de mis
mensajes lleven algo que nos hagan crecer en
conocimientos, ilusiones o sueños.
Casimiro.
Ruego encarecidamente a todos los
amig@s de esta casita, que contesten algunos
mensajes y, ó por lo menos, que den las gracias a
los amig@s que han tenido la delicadeza de leer
y contestar los suyos. Casimiro