FMC: unir, hacer

 

22 de agosto de 2014

Este 23 de agosto la Federación de Mujeres Cubanas arriba a su cumpleaños 54. En el acto constitutivo Fidel Castro expresó su idea martiana de que “Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, estos pueblos son invencibles”. 
Mucho antes, en la propia voz de las criollas, Ana Betancourt dijo ante los patriotas constituyentes en Guáimaro: “Llegó el momento de libertar a la mujer”.

Para que ello se hiciera realmente posible, fue necesario que hombres y mujeres tuviesen que luchar durante 90 años más, hasta el triunfo popular definitivo el 1º de Enero de 1959.

Vilma Espín, la joven clandestina y guerrillera, compañera de armas de Frank País en Santiago y de Raúl Castro en el II Frente, dijo aquel día en que se le encargaba la presidencia de la organización: “La Federación de Mujeres Cubanas surge hoy, así, de la unificación de varias organizaciones revolucionarias femeninas de nuestra patria, con el respaldo ya de decenas de miles de asociadas, y llama ardientemente a todas las mujeres a incorporarse a esta nueva organización, que habrá de unirnos a todas, de un extremo a otro de la Isla, en un gran lazo de amor combativo, por nuestros hijos y por nuestra patria, a la que juramos defender hasta morir”. Un juramento honrosamente cumplido.

Esa sólida fuerza brindó desde el primer momento su firme apoyo al proceso revolucionario, con la disposición de vencer prejuicios y crear condiciones para que las mujeres pudieran ascender a planos superiores, mediante políticas y programas encaminados a lograr el pleno ejercicio de la igualdad en todos los ámbitos y niveles de la vida del país.

En las transformaciones sociales de las décadas siguientes, las federadas protagonizaron una revolución dentro de la Revolución, devenida plena integración al trabajo, fortalecimiento de su independencia económica, garantía de ejercer sus derechos reproductivos y sexuales, atención médica gratuita, acceso y desarrollo cultural. Vendría después, y hasta el presente, el desafío de ir ocupando cada vez más importantes puestos en la toma de decisiones. Solo dos cifras entre muchas impresionantes: son hoy dos tercios del millón de universitarios formados por la Revolución y casi la mitad de los miembros del Parlamento.

Cuba tiene reconocidos resultados en materia de seguridad social, educación sexual, empleo y empoderamiento femenino. Mientras más de 830 millones de trabajadoras de otros países carecen de licencia de maternidad remunerada, la ley cubana, refrendada en el Código del Trabajo, les brinda a las de aquí total amparo, en un pueblo férreamente bloqueado, sometido a las permanentes acciones subversivas del Imperio, y que, no obstante, alcanza el mayor Índice de Desarrollo de la Educación de América Latina y el Caribe, incluso superior al de Estados Unidos.

La actualización del modelo económico procura mantener los derechos alcanzados e impulsarlos en las nuevas condiciones, cimentados en el crecimiento de la eficiencia productiva, con un relevante papel femenino tanto en la transformación de la empresa estatal socialista como en las formas no estatales.

Es igualmente un reto social crear mejores condiciones para la pareja que decide tener un hijo, con la convicción de que cada mujer urbana o rural puede ocupar una responsabilidad, independientemente de su rol como madre y de la jornada hogareña, que debe ser cada vez más justamente compartida, contra posturas patriarcales aun enraizadas, y a favor de un feminismo progresista, opuesto a la ideología retrógrada y excluyente del machismo.

Los acuerdos del reciente IX Congreso movilizan también a los 4.2 millones de federadas, entre un amplio espectro de tareas, en el apoyo a la campaña epidemiológica nacional, el fortalecimiento del trabajo de orientación a la familia, con especial atención a la prevención y el enfrentamiento a indisciplinas sociales; sin faltar la enérgica exigencia por el regreso de nuestros tres héroes aún encarcelados en EE.UU., y el cese del genocidio fascista contra el valeroso pueblo palestino.

“Nos sentimos orgullosos de nuestro pueblo, y especialmente de nuestras mujeres”, ha dicho Raúl, en lo que el ejemplo de Vilma seguirá inspirando para unir y hacer.