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General: En familia .... Los dividendos de una buena educación
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 08/09/2014 22:51
En familia Imprimir    Publicado en No. 704 



Los dividendos de una buena educación



Como aseguran algunos especialistas en la temática infantil, criar y educar bien es una  obra que rinde dividendos al hacer del niño o niña un ser equilibrado y seguro, que se coloca desde la edad más temprana de la vida camino de la independencia. Si, porque la conducta y actuación futura del menor, su actitud ante la sociedad, dependerán mucho de la educación recibida.

 

Se trata de una educación profunda, auténtica, esencial. No olvidemos que al infante se le trasmite mucho más y muy distinto de lo que se cree poder y deber comunicarle y por lo tanto, no caben las perfecciones educativas sino aquellas que propician una relación sólida, pues mientras a veces pedimos a los niños que se comporten de “un cierto modo”, luego destruimos con nuestra propia actitud lo que estamos exigiendo al menor.

 

Y si perjudiciales resultan los sentimientos posesivos y de sobreprotección de algunos padres, no lo son menos el desamor y el descuido, la indisciplina y la desorganización con que otros progenitores pretenden independizar a su descendencia y que, en el fondo, lo único que buscan es “quitárselos de arriba” para que no les estorben.

 

El papel de la familia no es hacerlas cosas por el niño o niña, sino asegurar las condiciones para que pueda actuar por sí mismo. De otro modo, dejaran escapar la oportunidad de inculcar a su prole el deseo de obrar por su cuenta, de vencer las dificultades y hacerse mas consciente y reflexivo a medida que lleguen a la adultez.

 

La educación en sentido individual y comunitario, arranca de esa base. Todos tenemos motivos, más o menos serios, para estar inquietos o agobiados pero si reprimimos la mala palabra, el gesto incorrecto, la grosería inoportuna y los golpes que nada enseñan, pensando que el infante nos mira y nos escucha, se podrá anotar un tanto en la propia educación.

 

 Si las enseñanzas se quedan en pura teoría, y no se avalan con la actitud real del adulto, ¿qué frutos pueden esperarse? Le dicen al  infante que debe dar las gracias, pero a él nunca se la dan; le prohíben decir malas palabras y los adultos hablan obscenamente en su presencia; le exigen ser respetuosos con los ancianos, y escucha luego como se refieren con desdén de la “vieja de enfrente”; le enseñan que no debe mentir, pero lo obligan a engañar cuando le piden que abra  la puerta y diga que su papá no está en la casa, Así se va conformando una imagen  muy distante de la que quisiéramos inculcarle.

 

Todo padre desea que se diga de su hijo: “Esta muy bien educado”, pero la educación es un proceso largo que requiere sacrificio, dedicación, paciencia, y debe comenzar temprano, en las primeras edades, sumando la palabra y el ejemplo.

 

Estas consideraciones pueden parecer cosa sabida y lo son en efecto, pero cuántas veces en medio de la vida agitada que llevamos los padres y hasta los abuelos, olvidamos lo importante que es para el niño o niña hallar en el hogar la continuación de la escuela, sentir que su mamá y su papá no se ocupan sólo de su ropa o su comida, sino de esa “otra ropa y comida” del intelecto y de la sensibilidad que es la base para la formación de la futura personalidad infantil.

 

Una niña o niño educado integralmente será potencialmente un ser humano más feliz. Los invito a reflexionar sobre el tema.



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