Los jóvenes cubanos, desde niños, hemos crecido repitiendo la consigna ¡Seremos como el Che! Por estos días los cubanos, con el orgullo de contar en nuestra Historia con el legado de uno de los más grandes hombres del universo, conmemoramos el 86 aniversario del natalicio del Guerrillero Heroico. Cuando en el mundo, los movimientos sociales actuales continúan utilizando su rostro como bandera, llamo a la reflexión sobre ¿cómo los jóvenes cubanos nos estamos preparando para seguir su ejemplo?, ¿cómo participamos activa y conscientemente en la construcción del nuevo modelo económico y social? Y por qué no preguntar, ¿queremos la mayoría de los jóvenes en Cuba ser como el Che?
Sería importante recordar que el Che luchó para que niños, jóvenes y abuelos pudiéramos asistir a la escuela, recibir una atención médica gratuita, caminar por las calles sin preocupación, acceder a un trabajo y hacer valer cada uno de los derechos inherentes a la raza humana, que sin la voluntad del Estado no podrían alcanzarse. El Che planteó la necesidad de la lucha contra el imperialismo, nos enseñó a pensar en cada detalle, nos trasmitió la importancia de la crítica constructiva, del colectivismo, de la igualdad, de la práctica del pensamiento revolucionario, de formar personalidades con normas y conductas positivas. A los jóvenes nos pidió ser de vanguardia, cumplir con los deberes sociales, estar dispuestos para los sacrificios que demande la Revolución. Nos exigió ser los primeros en el trabajo, el estudio, y en la defensa del país.
Las respuestas a las preguntas iniciales están en la mayor parte de los jóvenes cubanos que han comprendido perfectamente que para preservar la Revolución y el Socialismo, y continuar siendo dignos y libres, aún se tienen por delante años de lucha y sacrificios. El Che está en cada joven deportista que nos representa en las competencias nacionales e internacionales, en el joven maestro que educa, en el soldado que cumple su servicio militar general, en el médico de la montaña o el internacionalista, en el joven campesino que cuida de su cosecha día a día, en el artista, en el joven cuentapropista que aporta a la economía, en cada estudiante, en cada obrero. El Che –aunque no lo percibamos- está en todos los que amamos a Cuba.