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General: La edad del mejor sexo
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 07/09/2014 13:09
La edad del mejor sexo



Una buena química sexual funciona de maravilla después de los 30, pero también es fenomenal pasados los 60, cuando se dejaron  atrás los apuros, las metas y, en su lugar, se desarrolla una profunda intimidad, tan tierna y enriquecedora  como no se tenía idea.

 

En esta primera parte, hablaré del almanaque y la vida sexual hasta los 45 años. En la segunda parte, vendrán cincuentones y sesentones.  Todo el mundo tiene la oportunidad de pasarla bien  en el sexo, no más hace falta darse esa oportunidad.

 

Entre los mitos que  estuvimos analizando en el escrito sobre la sexualidad femenina, me parece oportuno ahondar en el que sostiene que los placeres del sexo tienen que ver, sobre todo, con la gente joven. Sin dudas, contra esta visión tan prejuiciada, hay que argumentar lo suficiente para hacer justicia con aquellas mujeres que no son jóvenes, pero gozan de buena salud y tienen muchos deseos de pasarla bien con una pareja. Pero ellas mismas se limitan debido a que no es fácil, en nuestro medio, encontrar una aceptación de este derecho y esta necesidad. Las propias hijas e hijos muchas veces, socavan tales intentos, al manifestar que ya, a la mediana y avanzada edad, se debe estar pensando más en otra cosa que en esas diversiones que no “pegan” con  barrigas prominentes  y senos caídos.

 

Sin embargo, las necesidades sexuales y emocionales, de cariño, atención e intimidad, no  desaparecen por el hecho de que exista ese criterio, y una misma  llegue a creer en él a pie juntillas.  Los prejuicios y creencias  pueden estar diciendo que “ya no estás para eso”, pero el cuerpo, la psiquis, reclama contactos  sexuales que, a veces, se acallan dejando de pensar en ellos  o invirtiendo todas las energías en otra actividad.

 

Ocurre, simplemente, porque a todo lo largo de nuestra vida somos seres sexuados y  el disfrute de la sexualidad siempre va a enriquecernos  y a cubrir una necesidad básica.

 

Sexo a los 35

 

Muchos entendidos en el tema coinciden en que  la mujer alcanza su clímax de goce sexual, después de los 30 años. Ya conoce bien su cuerpo, reacciones, gustos y plenitudes. Es una especie de “experta” que sabe lo que quiere, cómo, de qué forma y cuándo lo quiere.

 

En estos goces, no sólo funciona la experiencia acumulada, sino también un factor bien importante: se produce un cambio en el balance hormonal femenino, que le da a la testosterona un mayor papel  en la bioquímica orgánica femenina y esto se traduce en un interés marcado por la vida sexual.

 

Es, también, una información conocida que, de las mujeres, el grupo de   muchachas de 20 años, es el que menos posibilidades tiene de alcanzar el orgasmo en una relación coital, mientras que las de 40, son quienes alcanzan las  mejores posibilidades.

 

“Yo entiendo bien mi propio cuerpo, y tengo a mi compañero muy bien entrenado. Hacer el amor ya no es esperar pacientemente, y en silencio, a que mi pareja adivine o no, qué es  lo que espero o deseo. Ya no es la motivación principal la lucha por llegar al orgasmo como la gran meta. La madurez ofrece, sin dudas, otros beneficios.” Mujer de 43 años.(1)

 

 

 

Para muchos hombres, esta nueva actuación femenina resulta agradable y les imprime  un renovado entusiasmo por su compañera. Para ellos, quienes también van ganando en edad, el sexo, entonces, deja de ser una meta o un tejido de aventuras disímiles donde lo que importa es el rendimiento.

 

Sexo a los 45

 

Numerosas mujeres, después que sus hijas e hijos  son adolescentes o jóvenes, comienzan a tener mayor oportunidad para ellas y descubren  que sus experiencias  sexuales, ahora, tienen un toque distinto y son  muy gratificantes. Ya quedaron atrás las tensiones y  la atención tan directa que  requieren los niños pequeños; la época en que, entre el trabajo y la casa, “no hay tiempo ni de mirarse en un espejo” y que al sexo se iba casi de rutina. De nuevo, cuenta con mayor espacio para sus intereses personales y para el descanso y, por tanto, se puede producir un reencuentro erótico, sin premuras, donde la pareja se dispone a coparticipar, en una transferencia recíproca de goces, emociones  y ternuras.

 

“El hecho de que nuestros dos hijos se hayan ido a un colegio interno, hizo sentirnos a mi esposo y a mí como, si de pronto, estuviésemos en nuestros primeros años de casados, lo que ahora resulta mucho mejor pues cada cual sabe lo que al otro le gusta, por lo que hay verdadera mayor confianza y comunicación. Nos dio por romper la costumbre y durante ese tiempo, hicimos el amor de todas las formas posibles y en todos los lugares de la casa, menos en el cuarto. La experiencia fue realmente maravillosa.” Mujer de 50 años.(2)

 

1 – 2: Confesiones a la psicóloga Lourdes Florez



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Casimiro López Cano Enviado: 07/09/2014 16:45
Amig@.**Ruben**.Gracias por compartir tus sabias letras o por leer las mías y por la importante participación en la página y tambien por la leal e incondicional amistad que -vitualmente- compartimos. Abrazos.
 
Me encanta que te agraden mis letras, porque pongo en ellas todo mi cariño y es mi deseo que todos y cada uno de mis mensajes lleven algo que nos hagan crecer en conocimientos, ilusiones  o sueños. Casimiro.

Ruego encarecidamente a todos los amig@s de esta casita, que contesten algunos mensajes y, ó por lo menos, que den las gracias a los amig@s que han tenido la delicadeza de leer y contestar los suyos. Casimiro

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 15/10/2014 12:09
Hablemos francamente Imprimir    Publicado en No. 709 



¿Son necesarios los límites en la sexualidad?



En esta época de la posmodernidad muchas personas piensan que para lograr placer es necesario experimentar situaciones y estímulos nuevos y así evitar la rutina, en especial en el marco de la pareja, la cual a veces se deja llevar por modas sin pensar en posibles consecuencias o situaciones las cuales luego no saben cómo controlar.

 

Estoy de acuerdo que la pareja debe tratar de enriquecer la relación de manera sistemática y, parafraseando a Martí: “El amor es goteo (…)” o sea, hay que cultivarlo constantemente.

 

Cuando este queda en el marco de la relación con detalles, fantasías incentivadoras de la pasión, nuevos estilos de comunicación, resulta agradable, enriquecedor o no.

 

Ahora, cuando buscamos nuevos estímulos, se deben valorar no solo las ventajas, sino también otros elementos que no solo dependen de nosotros y si lo hacemos, debemos asumir posibles riesgos, pues van a intervenir otros elementos o personas los cuáles no sabemos cómo van a reaccionar, incluyendo a nuestra pareja.

 

Estas reflexiones se relacionan con la consulta realizada por una mujer de 25 años quien me refirió mantenía relaciones satisfactorias desde hacía tres años -tanto desde el punto de vista afectivo como sexual- con un hombre de 32, pero desde los inicios él siempre le manifestó el deseo de experimentar relaciones sexuales con ella y otra mujer al mismo tiempo.

 

Ella se resistió, pues no lo creía necesario, pero después accedió por temor a perderlo y además, porque creía que era un comportamiento relacionado con la modernidad.

 

A partir de ese momento comenzaron inseguridades por su parte y la de su pareja relacionadas con la preocupación sobre si al compartir con otra mujer ella es lesbiana, o si su marido disfrutó más con la otra que con ella, e incluso él le ha insinuado su preocupación sobre cómo fue su comportamiento en esa situación.

 

Es importante ante este tipo de situaciones o similares, valorar qué realmente la llevó a aceptar esta nueva experiencia, si es solo el deseo de probar cosas nuevas o fue por la presión de su pareja, pues si fuera por esta última razón, se debe aprender a no acceder a lo no deseado.

 

Otro aspecto a considerar es cuando en una relación interviene otra persona, aunque sea de manera ocasional, se puede poner en riesgo el vínculo que es de dos, pues no es igual aquello a usar como fantasías, a llevar estas a la realidad, ya que se adicionan nuevos elementos los cuales no siempre vamos a poder predecir o controlar como son las dudas surgidas sobre su orientación sexual.

 

Es recomendable pensar bien cuando nos ponemos en situaciones de cierto riesgo, y no lo hablamos desde el punto de vista físico, sino emocional. 

 

El tener relaciones sexuales y amorosas intensas, flexibles, abiertas y buscar nuevas sensaciones dentro de la pareja para el placer, es algo muy bueno, al igual que vivenciar fantasías sexuales siempre y cuando sean placenteras para ambos, hasta aquí no veo ningún riesgo.

También cualquier imagen erótica puede despertar excitación sin que necesariamente tenga una interpretación relacionada con algún tipo de orientación sexual.

 

En mi experiencia como terapeuta es bueno valorar no solo la espera de satisfacciones sino además probables conflictos a crearse en la pareja ante experiencias de este tipo, donde participan una o más personas.

 

He visto en consulta cuando uno de los miembros plantea que la situación, al vivirla, le produjo celos, inseguridad, molestia, al ver disfrutar a su pareja con otra persona. Además, al entrar otros entes en el marco de la intimidad, se pierde el vínculo estrecho y armónico logrado por la pareja.

 

Ante cualquier comportamiento es recomendable valorar tanto riesgos como beneficios y aunque puedan usar, si lo desean,  fantasías entre la pareja, al romper los límites de dos se deben asumir también los riesgos.

 

*Presidenta de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES)  

 

Fuente: AIN


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: anamariazaragoza Enviado: 16/10/2014 05:12
interesante, gracias


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