Con una frase puedes edificar una vida
o derrumbarla para siempre
puedes cicatrizar una herida
o hacer que sangre aún más y nunca cierre.
Con lo que dices puedes calmar la sed
de alguien que a tu puerte se allegara
o podrás secar su alma si no ves
que de ti depende la persona que a ti clama.
Tu palabra podría movilizar corazones,
montañas, y hasta construir imperios
o podría destruir a millones
y hasta dividir reinos.
Si supieras cuan importantes son tus palabras
cuánto puedes lograr con lo que hablas
vivirías clamando a Dios para guardarlas
para que sean de bendición y alivien cargas.
Porque tus palabras Dios las oye
y habrás de rendirle cuentas llegado el momento
ruega entonces que no haya queja ni reproche
sino un universo de agradecimiento.
María Alejandra Labatti