Alabado sea Jesucristo…
Hoy estamos recordando a la Madre Teresa de Calcuta, beata de la Iglesia, y por eso iniciamos esta edición de “Pequeñas Semillitas” con una hermosa reflexión que es de su autoría:
“Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que tenga necesidad de alimento. Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite de bebida. Cuando tenga frío, mándame a alguien para que lo abrigue. Cuando tenga un disgusto, ofréceme alguien para que lo consuele. Cuando mi cruz se vuelva pesada, hazme compartir la cruz de otro. Cuando me sienta pobre, condúceme hasta alguien que esté necesitado. Cuando tenga tiempo, dame alguien a quien pueda ayudar unos momentos. Cuando me sienta humillado, haz que tenga a alguien a quien alabar. Cuando esté desanimado, mándame a alguien a quien dar ánimos. Cuando sienta necesidad de comprensión de otros, mándame a alguien que necesite de la mía. Cuando necesite que se ocupen de mí, mándame a alguien de quien tenga que ocuparme. Cuando pienso sólo en mí mismo, atrae mi atención sobre otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos que, en todo el mundo, viven y mueren pobres y hambrientos”.
¡Buenos días!
El águila de las alas cortadas
Ser agradecido es propio de corazones nobles. No es lo común. Cuando Jesús curó a diez leprosos, sólo uno regresó a dar las gracias. El reconocimiento de los favores recibidos hace quedar bien consigo mismo por haber hecho lo que es justo y correcto. Desde luego, el que beneficia a alguien debe hacerlo por pura bondad. Pero le es grato verse agradecido.
Cierto día un hombre capturó un águila, le cortó sus alas y la soltó en el corral junto con todas sus gallinas. El águila, profundamente deprimida añorando su grandeza, bajaba la cabeza y no comía al sentirse como una reina encarcelada. Un hombre al pasar la vio, le gustó y decidió comprarla. Le arrancó las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Cuando repuso el águila sus alas, alzó vuelo y apresó enseguida a una liebre para llevársela en agradecimiento a su liberador. Una zorra la vio y maliciosamente le dio este consejo: -No le lleves la liebre a ése que te liberó, sino al que te capturó; pues el que te liberó ya es bueno sin más estímulo. Procura más bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo y te arranque completamente las alas.
Esta fábula ofrece varias enseñanzas. Por ejemplo: la de permitir a los animalitos vivir felices en su hábitat natural y no tenerlos cautivos. Otra es la de actuar con simplicidad y sencillez, sin otras intenciones escondidas, como maliciosamente sugería la zorra. Empieza hoy por intentar cumplir lo que dice san Pablo: “Vivan dando gracias a Dios”.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López