Si a Shackleton o a Amundsen les hubiesen contado que algún día
habría un laboratorio gigante con aspecto de nave espacial sobre los
mismos hielos que destrozaban sus barcos y mataban a sus tripulaciones
en la Antártida, hubieran pensado que se trataba de una locura. Y lo
mismo le ocurrió en los años 70 a las autoridades norteamericanas cuando
escuchaban a un grupo de investigadores de Estados Unidos plantear la
idea de construir un cubo de un kilómetro por un kilómetro enterrado a 2.500 metros de profundidad
bajo el hielo de la Antártida para observar los neutrinos que llegan
desde el Universo. Pero esa locura es una realidad que acaba de producir
sus primeros resultados importantes, y prometen revolucionar la
Astronomía.
El grupo de 276 científicos de 12 países que trabaja en IceCube ha
detectado por primera vez neutrinos -un tipo de partículas subatómicas
que pueden generarse en el Sol, en fenómenos astrofísicos como el Big Bang, el CERN o en las centrales nucleares- de alta energía que proceden de más allá de nuestra galaxia.
«Este es el primer indicio de neutrinos de muy alta energía de fuera
del Sistema Solar», explicaba ayer Francis Halzen, investigador
principal de IceCube, profesor distinguido de Física en la Universidad
de Wisconsin-Madison y verdadero padre intelectual del proyecto. «Es muy
gratificante ver finalmente lo que hemos estado buscando. Este es el comienzo de una nueva era para la Astronomía», sentenció.
Uno de los agujeros del IceCube, taladrados en el hielo. | Science
La frase de Halzen está justificada. Este descubrimiento supone que
se podrá utilizar la información que se pueda extraer de los neutrinos
provenientes del espacio para hacer Astronomía. Según, Juan Antonio
Aguilar, investigador de la Universidad de Ginebra y miembro del equipo
de IceCube, el hallazgo es similar a la primera vez que se utilizaron rayos X o radiación Gamma para obtener imágenes del espacio profundo, dos técnicas que revolucionaron la investigación astronómica moderna.
Una nueva puerta al espacio
Los neutrinos pueden producirse a partir de muchas fuentes, algunas
del espacio y otras situadas en la atmósfera terrestre. De hecho, esta
no es la primera vez que se detectan neutrinos cósmicos. En 1987, varios
detectores alrededor del mundo observaron un pulso de neutrinos de baja
energía producidos por una supernova cercana (una explosión estelar).
El número de neutrinos extraterrestres detectados -28- puede parecer
escaso para dos años de trabajo, pero la clave está en la energía que
tienen. «Los neutrinos que hemos detectado tienen energías entre un millón y mil millones más energía que los neutrinos solares o de la Supernova de 1987»,
explica Carlos de los Heros, profesor de la Universidad de Uppsala y
uno de los investigadores que diseñaron el prototipo del observatorio
IceCube. Nunca se habían detectado estas partículas de muy alta energía -porque hasta la construcción de IceCube no existía ningún observatorio capaz de hacerlo-, y eso abre una nueva puerta a la exploración del espacio.
IceCube es la trampa de neutrinos más sensible que se haya construido
jamás y la única lo bastante grande para cazar neutrinos cósmicos de
muy alta energía. El observatorio astronómico, al contrario que los
telescopios que todo el mundo puede tener en mente, consiste en 87 agujeros taladrados en el hielo polar hasta una profundidad de más de 2.000 metros. En
cada uno de ellos se desliza una cuerda que lleva anudados unos
detectores del tamaño de pelotas de baloncesto. Y son precisamente esas
esferas las responsables de captar las tenues señales de los neutrinos
que atraviesan la Tierra provenientes de la atmósfera, del Sol y del
espacio exterior al Sistema Solar.
El Sol emite un flujo muy intenso de neutrinos, pero son de una energía muy baja, de unos 10 MeV. Y la misma magnitud emiten las supernovas o las centrales nucleares, debido a la desintegración de núcleos inestables producidos al quemar el combustible.
«Somos ciegos a esos neutrinos, -explica De los Heros-. El diseño del
detector desde el principio estuvo enfocado a buscar neutrinos de
energía mucho más alta. Y tras muchos años de planificación y
construcción, el detector ha dado sus frutos». Los 28
neutrinos extraterrestres observados tienen energías desde 30 millones
de MeV, hasta dos de ellos con energías por encima de los 1.000 millones
de MeV (1.000 TeV). Estos dos neutrinos muy energéticos son tan
importantes para los investigadores y para el futuro de la Astronomía
que han terminado por ponerles apodo: Ernie y Bert (Epi y Blas)
Comentario:
Se inserta este informe con el solo y único fin de crecer en
conocimientos y enterarse, que en laboratorio IceCube, constuido en la
Antártida -Polo Sur- se han detectado 28 Neutrinos extraterrestres
procedentes del lejano Universo con una energia desde 30 millones de
MeV, hasta dos de ellos con energías por encima de los 1.000 millones de
MeV (1.000TeV). estos dos neutrinos muy energéticos son muy
importantes para los invetigadores y para el futuro de la Astronomía.
Son procedentes de centrales nucleares -estrellas-supernovas-masivas-,
del expacio profundo; nuestro Sol y las centrales nucleares emiten un
flujo muy intenso de neutrinos, pero de una energia muy baja debido a la
protección de nuestra atmosfera y a los filtros en nuestras Centrales
nucleares. Los neutrinos de muy alta energía atraviezan incluo la
tierra, por eso han construido -entre todas las naciones- en el Polo Sur
-Antártida- un laboratorio detector, con enormes murallas
de plomo y a mas de 2.500 metros de profundidad debajo del hielo, a
fin de capturar esos neutrinos de altisima energia -mas de 1.000 millones de TeV,. Como una curiosidad muy interesante conviene leer todo el informe. Casimiro López Cano.