En Washington D. C. existe un impresionante monumento dedicado a Einstein. El encargado de erigirlo fue el escultor Robert Berks, quien representó a Einstein sentado en un banco semicircular de granito blanco. La superficie lisa que tiene delante es una representación de un mapa celeste (un horóscopo sofisticado), con los planetas y estrellas principales incrustados en el mármol.
La estatua es de bronce y está instalada sobre una base de mármol marcada con tachones de acero inoxidable, que indican las posiciones de más de 2.700 estrellas y diez quásares, además del Sol, la Luna, planetas y asteroides. Mide 8,5 metros de diámetro y representa claramente el horóscopo del mediodía del 22 de abril de 1979, cuando se dedicó la estatua.
La estatua de Einstein apoya el canto de su zapato en las estrellas septentrionales del Boyero y de Hércules. Con la mano izquierda, sujeta contra la pierna un legajo de papeles, y en el papel de encima están grabadas las fórmulas que resumen sus trabajos matemáticos más importantes: el efecto fotoeléctrico, la teoría general de la relatividad y la expresión de la equivalencia de la energía y la materia (la masa).
El secretario de interior concedió a la Academia Nacional de Ciencias la propiedad del terreno donde se alza la estatua de seis metros y medio de altura, con la condición de que en todo momento fuera accesible al público.
Dado que el signo Leo estaba saliendo por el horizonte el 22 de abril, las constelaciones de Leo y Virgo estaban bajo la Tierra, lo mismo que los planetas Júpiter y Saturno. Sin embargo, para mantener la tradición de Virgo como sello particular de Washington D. C., Saturno y el nodo lunar (la Cabeza de Dragón) estaban en Virgo a la hora de la fundación.
Lo más curioso es que el auténtico misterio del monumento a Einstein parece habérseles escapado a los estudiosos. Durante el eclipse del 21 de septiembre de 1922 se utilizó la estrella fija Zavijava (la beta de la constelación de Virgo) para confirmar la teoría de Einstein, que ya se había confirmado previamente durante el eclipse solar del 29 de mayo de 1919, que cayó en el grado 8 de Géminis. El eclipse solar de septiembre de 1922 había caído en el grado 28 de Virgo. ¿Fue pura casualidad lo que indujo a los asesores astronómicos encargados del horóscopo del monumento a Einstein a elegir para el descubrimiento de su figura celeste la hora en que el planeta Venus estaba exactamente enfrente de este grado?
Robert Berks diseñó los tachones con un biselado particular de seis grados, para que se pudieran ver a cualquier altura humana desde fuera de la superficie de mármol. Se había propuesto reflejar en miniatura las armonías circulares del planisferio y la estatua. Las tres arrugas de la cara de Einstein (como los pliegues circulares de su jersey) estaban diseñadas para resaltar la convexidad natural de los tachones. Tal convexidad se reflejaba también en la forma del planisferio plano (o exedra) que les sirve de fondo.
La fascinación de Robert Berks por la unidad del tiempo y la gravedad (que eran la ‘materia philosophica’ de Einstein) le llevó a establecer una conexión entre el tiempo y la memoria y entre la gravedad y el ego humano. Hablaba abiertamente de un sexto y un séptimo sentidos del tiempo y la gravedad en la Humanidad. Cosas de los masones… Según Berks, el pie de Einstein (un gigante intelectual) en el monumento está sobre el gigante cósmico, el Boyero. La filosofía gráfica de Berks viene a decir que Einstein está adelantando el pie (es decir, ajustando su centro de gravedad) para apoyarlo sobre la memoria cósmica.
En definitiva, la conexión entre el zodiaco de Einstein y la Virgo zodiacal que define a la ciudad de Washington pudo ser fortuita. Yo no lo creo así. Creo que fue un homenaje de los masones a un masón ilustre, como debió ser Einstein. Para mí, éste se dedicaba a ‘robar’ ideas en su oficina de patentes de Zurich, ideas seguramente de patentes caducadas cuyos dueños ya estaban muertos, y todo ello al servicio de la masonería, que siempre ha sabido arreglárselas para tener a los mejores en sus plantillas.
Siempre me ha resultado muy chocante cómo en esa época alguien que no era muy diestro en matemáticos fue capaz de elaborar todas esas teorías donde las matemáticas eran fundamentales, por muy genio que fuese y tuviese a su cargo alguien que controlaba el tema matemático y le hacía ese trabajo; todo es posible, pero no acabo de pillarlo. Me inclinaría más bien por la típica táctica de la masonería de tener cabezas visibles para aportar cosas que les puedan ayudar en sus fines, estando los verdaderos responsables siempre escondidos y, por tanto, seguros.
Esto sí que es conspiranoia de la buena; lo que pueden llegar a hacer dos cafés seguidos…
https://zarramonza.wordpress.com/2011/10/14/einstein-mason/