Por Victor M. Carriba, enviado especial
La asistencia de Cuba a la VII Cumbre de las Américas ratificará la ruptura total que la isla mantiene con respecto a la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual funge hoy como eje del sistema de esas citas presidenciales.
Fuentes de la cancillería cubana insistieron en los últimos días en que la participación de su país en la reunión de Panamá (10 y 11 de abril) está “desasociada” del proyectado documento final titulado Mandatos para la acción.
Este texto fue elaborado por el llamado Grupo de revisión e implementación de las cumbres, perteneciente a la OEA, institución que también decide sobre las acreditaciones para el encuentro, en particular de varios de los foros paralelos al debate de los jefes de Estado.
La presencia de Cuba en Panamá estará encabezada por el presidente, Raúl Castro, y se producirá por invitación del gobierno istmeño, con plenos derechos y en igualdad de condiciones.
Con vistas a la celebración de la cumbre, el mandatario cubano precisó que su país no volverá jamás a integrar la OEA, considerada por La Habana como un ministerio de colonias a las órdenes de Estados Unidos.
La mayor de las Antillas fue excluida de ese mecanismo regional en 1962 a instancias de Washington y sus incondicionales de aquella época, con la excepción de México, y también fue aislada del sistema de las cumbres continentales desde su comienzo en 1994.
Sin embargo, el creciente avance de gobiernos progresistas en América Latina y el Caribe en la última década desató una ola de reclamos en la región a favor de la asistencia de Cuba a las Cumbres de Las Américas.
Ese clamor obligó a la OEA en 2009 a dejar sin efecto la vetusta resolución que en 1962 separó a la isla de esa organización, ocasión en que La Habana ratificó su permanente y absoluto rechazo a un eventual retorno.
Los representantes del país caribeño también participarán en los cuatro foros paralelos al cónclave presidencial: social, juvenil, empresarial y de rectores universitarios.
Según se confirmó, la OEA otorgó credenciales a personajes de distintos grupúsculos antigubernamentales cubanos y venezolanos financiados por Estados Unidos e insertados por Washington y la OEA como parte de la denominada sociedad civil.
Hasta ahora hay alrededor de una veintena de contrarrevolucionarios cubanos (residentes en Cuba y fuera de ella y financiados desde el extranjero) autorizados a participar en el foro social y no se descarta la inclusión de otros dentro de varias Organizaciones No Gubernamentales norteamericanas contrarias a la isla caribeña.
Sin embargo, agrupaciones como el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano de Puerto Rico, que trabaja por la independencia de esa isla caribeña asociada a Estados Unidos, y otras ambientalistas, sindicales y de una amplia gama de perfiles no recibieron el visto bueno de la OEA.
Con esa misma línea de maniobra, también fueron acreditados varios personajes de clara oposición a la sociedad cubana para asistir el foro juvenil, al igual que emisarios de conocidas agrupaciones de derecha de otros países.
(Tomado de Prensa Latina)