Bananas |
Título |
Bananas / La locura está de moda |
Ficha técnica |
Dirección |
Woody Allen |
Producción |
Axel Anderson, Antonio Encarnación, Jack Grossberg, Manolon Villamil, Ralph Rosenblum |
Diseño de producción |
Ed Wittstein |
Guion |
Woody Allen y Mickey Rose |
Música |
Marvin Hamlisch |
Escenografía |
Herbert F. Mulligan |
Vestuario |
Herbert F. Mulligan |
Protagonistas |
Woody Allen, Louise Lasser, Carlos Montalbán, Natividad Abascal, Jacobo Morales, Howard Cosell, Sylvester Stallone |
Ver todos los créditos (IMDb) |
Datos y cifras |
País(es) |
Estados Unidos |
Año |
1971 |
Género |
Comedia |
Idioma(s) |
Inglés |
Ficha en IMDb |
Bananas, conocida en castellano también como La locura está de moda (en Venezuela), de 1971, es el tercer filme que dirigió Woody Allen, y que además escribió y protagonizó. La película se desarrolla a modo de sátira política siguiendo una historia que hace bastante alusión a la Revolución Cubana (o alguna que otra sucedida en América Latina). El filme está estructurado mediante varias escenas que, por un lado responden a los hechos de la historia linealmente, y por el otro, introducen distintos sketchs cómicos que marcan el humor de la época yendo desde la influencia de los Hermanos Marx al futuro aporte de comedias como Airplane! (1980)
La película empieza con una ridiculización de un cobertura periodística norteamericana en el ascenso del nuevo dictador de San Marcos, un pequeño país ficticio de Sudamérica.
Fielding Mellish es un ciudadano estrafalario de Manhattan que se dedica a probar nuevos productos en una clara analogía a Tiempos Modernos. Es un enano enclenque, inseguro, obsesivo y sin éxito con las mujeres. En ese momento, se desarrollará una escena que incluye al entonces muy joven Sylvester Stallone como un matón en el metro.
Por una casualidad, conoce a Nancy, una joven activista que se encontraba recogiendo firmas para que Estados Unidos apoye la democracia en San Marcos y no al régimen dictatorial. Los dos comienzan un romance, muy a pesar de Nancy que al poco tiempo lo deja porque, según ella, le falta algo. Sucede que ella quiere a alguien más fuerte, más seguro, en definitiva a un líder.
Luego de una situación en el quirófano de sus padres, Fielding decide ir a San Marcos para ver de cerca lo que está sucediendo en el país e impresionar a su ex-novia.
El general Vargas (nuevo dictador del país) lo recibe con honores. Pero sólo para planear asesinarlo y hacer parecer que fue obra de Espósito y sus rebeldes. Según ellos, con eso se ganarían el total apoyo de Estados Unidos. De cualquier manera, Fielding escapa y va a parar con los rebeldes.
Como queda en deuda, Fielding se une a la guerrilla y sólo podrá volver a Manhattan una vez que la Revolución haya triunfado. Es allí cuando aprende torpemente a ser un guerrillero. Son varias las escenas graciosas: el aprendizaje de la lucha, de la supervivencia, su romance con la guerrillera de la banda y el extremadamente absurdo saqueo a un almacén del pueblo.
La batalla explota y, con una parodia incluida de El Acorazado Potemkin, la Revolución triunfa. Vargas se exiliará en avión en una posible analogía respecto del derrocado Fulgencio Batista. Espósito, si bien es físicamente parecido al Che Guevara, se vuelve loco dando órdenes contradictorias y disparatadas al pueblo. Fielding gana popularidad entre los guerrilleros de una manera similar a la del personaje de Peter Sellers en la comedia Being there (de 8 años más tarde, conocida como Desde el jardín). Es elegido el nuevo presidente de San Marcos y viaja a Estados Unidos para pedir dinero con un disfraz de Castro.
Cuando se reúne con su antigua novia, su identidad quedará al descubierto por lo que se lo someterá a juicio. Todos están en su contra, incluso el primer director del FBI, John Edgar Hoover que está disfrazado de una mujer negra. Él se defiende solo (posiblemente como Fidel en su alegato de defensa conocido como "La Historia me absolverá") y finalmente es condenado, pero perdonado con la condición de que no viva en el barrio del juez.
La película terminará con el mismo reportaje extraño y absurdo del noticiero estadounidense, pero esta vez comparando la consumación del matrimonio con una pelea de boxeo.
El nombre del filme [editar]
Responde a un chiste de doble sentido que mezcla los países bananeros con la frase to go bananas (volverse loco).