Querido alcohol,
Tu fuiste el requerido en aquellos momentos de entusiasmo, cuando la conversación se animaba, cuando faltaba la inspiración, cuando estábamos de fiesta, cuando era el preludio del amor, cuando la frustración nos invadía y se necesitaba del auxilio de un poco de olvido en las nubes de la imaginación. No estabas sola: te acompañaba los cigarrillos, o los habanos o la pipa con el tabaco preparado a gusto por cada uno.
Se puede vivir sin vosotros....se muere un poquito después, pero la vida puede ser entonces más seca, más aburrida, sin la pizca de fantasía que nos permite seguir viviendo en un mundo absurdo.
Entonces, ¡salud!