Todos tenemos un momento en nuestras vidas, cuando nos detenemos para recontar los años vividos y reafirmar lo sembrado, lo cuál determinará la calidad del tiempo a vivir en adelante…
Es cuando comenzamos a sentirnos como aquel niño que gana una bolsa de caramelos; y los primeros los come aceleradamente, pero, cuando percibe que se pueden agotar, comienza a saborearlos lenta y profundamente.
En base a ello he concluido determinantemente que: •Ya no quiero, ni tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten normas, procedimientos y reglamentos, sabiendo que no se va a lograr nada. •Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, aún no han crecido. •Ya no tengo tiempo para lidiar con gente de pensamientos, palabras y acciones vacías y sin fundamento. •No quiero estar en sitios donde abundan los egos inflados y la vanidad de la gente. •Me estorban los ociosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para usurpar sus lugares, talentos y logros. •Detesto, si soy testigo, los defectos que genera la lucha por una mención, cargo o condecoración. •Me dan pena las personas pesimistas y de pensamiento derrotista que no discuten contenidos, solo hablan de sus pesares, malas experiencias o infortunio.
Hoy, con menos caramelos en la bolsa, busco la esencia de la vida… Y en plena conciencia del tiempo mi alma tiene prisa…Quiero vivir al lado de gente humanizada, de gente llena de vida. •Gente que se sabe reír de sus errores. •Que no se infla con sus triunfos. •Que no se considera imprescindible, pero si útil. •Gente que sea proactiva y capaz de hecho, no de palabra. •Que defienda, la dignidad humana. •Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Hoy, sólo quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas. Gente a quien los golpes duros de la vida, les haya enseñado a crecer con toques suaves en el alma.
Tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez nos da. Desde hoy pretendo, no desperdiciar parte alguna de los caramelos que me quedan…
Seguro estoy que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi propósito es llegar al final LENTO PERO SEGURO, como la luna que va en calma pero atraviesa el mundo.
Llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que tu propósito sea el mismo, porque de cualquier manera llegarás allá…
Buscando a esa gente selecta, se pasará la vida y se terminará solo. Quizá la soledad sea lo mejor, pero yo prefiero la realidad y aprender a convivir con toda esa gente pesimista, fatua, etc. etc. Siempre se puede hacer con todos algo positivo.