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Poemas: POEMA DE LA DESPEDIDA...
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De: Bapita (Mensaje original) |
Enviado: 31/03/2012 18:35 |
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía. Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós. No sé si me quisiste... No sé si te quería... O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, y apasionado, y loco, me lo sembré en el alma para quererte a ti. No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco; pero sí sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo, y el corazón me dice que no te olvidaré; pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós, y acaso, con esta despedida, mi más hermoso sueño muere dentro de mí... Pero te digo adiós, para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.
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José Ángel Buesa (1910-1982)
MENÚ DE POEMAS por TÍTULO y primer verso |
A los pies de tu cama, como un perro
A UNA LÁGRIMA
A veces me pregunto dónde estarás ahora
A veces me pregunto: "¿Qué habrá sido
A veces se ilumina lo que es sombra, otras veces
Acaso está lloviendo también en tu ventana
ACUÉRDATE DE MÍ
¡Ah, qué triste, querida
Ah, sí, ya abrí mi casa
Ah, ya no tengo tiempo de mirar el crepúsculo
Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero
Al timón de un gallardo navío
ALA Y RAÍZ
Ala y raíz: la eternidad es eso
ALEGORÍA DEL RÍO SECO
Allí estaba el Silencio, de rodillas
ALMA MUSICAL
Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente
Ama tu verso, y ama sabiamente tu vida
Amamos porque sí, sencillamente porque sí, sin saberlo
Amar —nadie lo ignora— viene a ser como un juego
Amigo: Sé que existes, pero ignoro tu nombre
Amo esta calle, y amo sus tristes casas
AMOR PROHIBIDO
AMOR TARDÍO
Amor y primavera
Andad con paso leve
ANIVERSARIO
Aquel amor que se nos fuera
Aquí, desde este muro
Aquí estás en la sombra
Aquí, junto a este río, tu ausencia es más ausente
Aquí, sin ti, ya sé lo que es la muerte
Aquí, solo en la noche, ya es posible la muerte
Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
Árbol ya largamente florecido
ARIA DE LUTO
Arquero de la noche, con un gesto arrogante
ARTE POÉTICA
Así como un verdor en el desierto
Así estás todavía de pie bajo la lluvia
Así, verte de lejos, definitivamente
Aún alegran tu calle los viejos mediodías
Ay, sólo un hombre y una mujer en la noche, bajo la lluvia!
BALADA DE LA ALAMEDA
BALADA DE LAS RECAPITULACIONES
BALADA DEL BUSCADOR DE TESOROS
BALADA DEL LOCO AMOR
BALADA DEL MAL AMOR
BALADA DEL SOLDADO JOHN SMITH
BALADA DEL TULIPÁN NEGRO
Bendita seas...
BRINDIS
Buen árbol que perdiste bruscamente los dones
Buena suerte, muchacha. Lucirás muy bonita
CANCIÓN A LA MUJER LEJANA
CANCIÓN AGRADECIDA
CANCIÓN AL OLVIDO
CANCIÓN COMPARTIDA
CANCIÓN CONTIGO
CANCIÓN COTIDIANA
CANCIÓN DE LA BÚSQUEDA
CANCIÓN DE LA ENREDADERA
CANCIÓN DE LA ESPERA
CANCIÓN DE LA HOGUERA
CANCIÓN DE LA LLUVIA
CANCIÓN DE LA NOCHE SOLA
CANCIÓN DE LA ROSA
CANCIÓN DE LOS AMANTES
CANCIÓN DE LOS REMOS
CANCIÓN DE UN SUEÑO
CANCIÓN DEL AMOR LEJANO
CANCIÓN DEL AMOR PROHIBIDO
CANCIÓN DEL AMOR QUE PASA
CANCIÓN DEL AMOR QUE SE QUEDA
CANCIÓN DEL ANDÉN
CANCIÓN DEL TRANSEÚNTE
CANCIÓN DEL VIAJE
CANCIÓN NOCTURNA
CANCIÓN PARA LA ESPOSA AJENA
CANCIÓN PARA UNA DESCONOCIDA
CANCIÓN III
CANTO FINAL
CANZONETTA
CANZONETTA II
Caronte, piloto del fúnebre río
CARTA A USTED
CARTA DE AMOR
CARTA DE AMOR II
CARTA SIN FECHA
CELOS
Como el clavel del patio estaba seco
Como quien boga contra la corriente
Como tantas cosas lejanas
Como un verde tentáculo que se alarga de sed
CON LA SIMPLE PALABRA
Con la simple palabra de hablar todos los días
CORAZÓN EN LA NOCHE
Cuando todas las cosas existían sin nombre
Cuando vengan las sombras del olvido
CUARTETOS DEL TRANSEÚNTE
CUENTO PARA LA NIÑA TRISTE
De aquella extraña noche que no fue tuya y mía
DE CANCIONES ABSURDAS 2
DE MUERTE EN FLOR
Debo burlarme de mí mismo, vagabundo con pasaje de ida y vuelta
Decir adiós... La vida es eso
Déjame ser tu espejo... te supliqué aquel día
Dejé mi copa en el brocal maldito
DEL JARDÍN DEL EDÉN A LA MAGIA DE LA POESÍA II
DEL JARDÍN DEL EDÉN A LA MAGIA DE LA POESÍA XXI
Derramarás tus lágrimas
DESAFÍO AL OTOÑO
Desde este mismo instante seremos dos extraños
Di que mi amor ha muerto de una forma habitual
Dios no lo sabe, pero yo estoy triste
Diré que junto a un árbol resplandece una hoguera
DISCRETO AMOR
Donde quiera en las noches se abrirá una ventana
DÚO DE AMOR
El agua del río pasaba indolente
EL AMIGO
EL AMOR MOJADO
EL ANCESTRO DEL CISNE
El árbol seco crece todavía
EL ÁRBOL VIEJO
EL ARQUERO
El beodo narraba dificultosamente
EL CID
EL CLAVEL SECO
El corazón de un sueño
EL EXTRANJERO
EL FALSO AMOR
EL GRAN AMOR
EL HIJO DEL SUEÑO
EL HOMBRE ENAMORADO DEL AMOR
EL NOMBRE OLVIDADO
EL NUDO
EL PEQUEÑO DOLOR
EL POEMA DE LA CULPA
EL POZO SECO
EL POZO VACÍO
EL RESUCITADO
El tiempo trae a mis sienes
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ELEGÍA
ELEGÍA DE ESTÍO
ELEGÍA LAMENTABLE
ELEGÍA NOCTURNA
ELEGÍA PARA ENTONCES
ELEGÍA PARA TI Y PARA MÍ
ELEGÍA POR NOSOTROS
ELEGÍA II
ELEGÍA III
ELEGÍA IV
ELEGÍA V
Ella amará a otro hombre
Ella no fue, entre todas, la más bella
En el áureo esplendor de la mañana
En el hondo silencio de la noche serena
En el pequeño ramo de azucenas
En el recogimiento de la tarde que muere
En el tronco de un árbol voy a grabar tu nombre
En la sombra de un sueño donde se estanca un agua turbia
En mitad de la noche sombría y tempestuosa
En ti recuerdo una mujer lejana
Entonces, todavía tu voz me sabrá a luego
Entre el ramaje en flor del limonero
Entre la imperturbable quietud de la alameda
Entre la muchedumbre que ríe y se divierte
Entre todos mis libros, es éste el que prefiero
ENVÍO
EPÍLOGO
Era bella, muy bella. No fue mía
Era el silencio miel sobre seda
Era mi amiga, pero yo la amaba
Era un vetusto templo de ennegrecidos muros
Érase un verde bosque de eterna primavera
Eres tan misteriosa como la voz del viento
Erguida en tu silencio y en tu orgullo
Es triste la tristeza de este cauce vacío
Es un horror sin nombre y un silencio profundo
Esa mujer que ya no va conmigo
«Esa mujer que yo he de amar un día
Espero tu sonrisa y espero tu fragancia
Está bien, vas con otro, y me apeno y sonrío
Esta noche estoy solo, es primavera, y llueve
Esta noche pasaste por mi camino
Esta vieja canción que oí contigo
Este domingo triste pienso en ti dulcemente
Estoy aquí, contigo. Y pienso en ti, a tu sombra
Eva esbelta y alegre, dueña de locos ríos
EXCUSA DEL VIENTO
Finge con fiero orgullo la sonrisa del fuerte
Fue breve aquella noche. Fue breve, pero bella
Fue más allá del mar... Aquel crepúsculo
Fue mía una noche. Llegó de repente
Golondrina del alba sombría
Gota del mar donde en naufragio lento
Gracias, amor, si hiciste que lloviera
Hay que cortar la rosa, pues de cualquier manera
Hay que decirlo: el alma no es la plácida fuente
Hay siempre una señal, en un momento
Hay un primer amor, hermosa dama
He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío
He buscado en mi corazón el instinto de la simiente
He callado largamente para escuchar mejor las voces
He empezado cien veces este poema cruel
HIJO DEL ENSUEÑO
Hora de soledad y de melancolía
Hoy hace un año, justamente un año
HYACINTHUS
Íbamos en la noche con tu sueno y el mío
Iban diez mil soldados bajo la lluvia
INESPERADAMENTE
Inesperadamente tu amor llega a mi vida
Karl Gustav Van der Meyer
LA ABEJA
LA ALBORADA DEL AMOR
LA CAMPANA MARINA
LA COPA DE DIAMANTE
LA DAMA DE LA ROSA
LA DAMA DE LAS PERLAS
LA DAMA DEL ESPEJO
LA ENREDADERA
LA ESTRELLA
LA FUGA INFINITA
LA LÁMPARA
LA MUJER AQUELLA
LA MUJER SIN NOMBRE
La nieta del mendigo suspira amargamente
La noche está soñando que es azul. Todo duerme
LA OBRA DE JEHOVÁ
LA PENA SIN OLVIDO
LA PEQUEÑA PLEGARIA
LA PUERTA
LA RAMA ROTA
LA SED INSACIABLE
LA SEÑAL
LA VEJEZ DE DON JUAN
La vi pasar con otro... Su semblante
La vida pasa; la vida rueda...
LAMENTACIONES DE OTOÑO
LAS DOS MUÑECAS
Las olas vienen
Las riendas de mi vida las sujetan tus manos
Leyendo un libro, un día, de repente
LIED
Llamarada de ayer, ceniza ahora
LLUVIA FINAL
LOS NAVEGANTES
Los navegantes se bambolean sobre las rutas
LOS POTROS
Los que vieron la dama luciendo aquella rosa
MADRIGAL
MADRIGAL DE LA AUSENCIA
MADRIGAL DE LA LLUVIA DE ABRIL
MADRIGAL TRISTE
Mañana será nunca para todos los días
Me costaba trabajo desatar aquel nudo
Me llegabas en la brisa y en la espuma
Me llegas en la brisa y en la espuma
Me verás sonreír, amiga mía
Mejor no quiero verte
Melancólicamente, en tu faz contraída
Mía.... Así: más que todo y casi nada: mía
Mi corazón no sabe lo que espera
Mi corazón se queda aunque mi amor se vaya
Mi corazón se siente satisfecho
Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema
Mi dolor es pequeño
Mi viejo corazón toca a una puerta
MÍA
Mira esa lenta nube, mira esa flor lozana
"Mirad: Un extranjero..." Yo los reconocía
MONÓLOGO DE CASANOVA
Morir de muerte en flor toda la vida
Muchacha de una noche de viento y hojas secas
MUCHACHA SIN AMOR
Mujer: pues sobre todo lo infranqueable y lo triste
Mujer soñada: Ya tú eres mía
MÚSICA DE SEPTIEMBRE
Nadie conoce mi amor secreto
Nadie supo su nombre
Nadie vino a esperarme
Navegante del alba, naufragaré por la sombra
No con altos ejemplos se modela
No despiertes jamás para vivir tu sueño
No dije una frase
No envidiéis mi alegría, mi salud ni mi canto
No era amor. Fue otra cosa
No existe el Tiempo: Existe su medida
No hace falta que llueva como llueve este día
No, nada llega tarde, porque todas las cosas
No, no despiertes jamás para vivir tu sueño
No, no despiertes nunca para vivir tu sueño
No, nunca fue lo oscuro tan oscuro
¡No! Nunca fue mi mano más lenta que en la hora
No sé por que he venido de nuevo a la alameda
NOCTURNO DEL FANTASMA
NOCTURNO V
NOCTURNO VI
NOCTURNO VII
NOCTURNO VIII
Nuestro amor ya es inútil como un mástil sin lona
NUEVOS CUARTETOS DEL TRANSEÚNTE
Nunca más caminando por las calles vacías del parque invernal
OASIS
OPTIMISMO DEL ÁRBOL
ÓRBITA
Os digo que estas cosas no pueden decirse de otro modo
OTOÑO Y JARDÍN
Otra vez, esta noche, vi tu mano en la mía
Otra vez tus caminos me llevan hacia el alba
Para alfombrar mi viaje hacia tu sombra
Para aliviar la angustia vulgar de tanta prosa
PARÁBOLA DEL ÁRBOL
Pasarás por mi vida sin saber que pasaste
PEQUEÑA CANCIÓN
PEQUEÑA CANCIÓN 2
POEMA
POEMA CONTIGO
POEMA CREPUSCULAR
POEMA CRUEL
POEMA DE LA CULPA
POEMA DE LA DESPEDIDA
POEMA DE LA DESPOSADA
POEMA DE LA DUDA
POEMA DE LA ESPERA
POEMA DE LA MEDIANOCHE
POEMA DE LA NAVIDAD
POEMA DE LAS COSAS
POEMA DE LOS BESOS
POEMA DE OSCAR WILDE
POEMA DE UNA CALLE
POEMA DEL AMOR AJENO
POEMA DEL AMOR IMPOSIBLE
POEMA DEL AMOR PEQUEÑO
POEMA DEL ÁRBOL
POEMA DEL DESENCANTO
POEMA DEL DOLOR INDOMINADO
POEMA DEL DOMINGO TRISTE
POEMA DEL ESPEJO
POEMA DEL ÉXTASIS
POEMA DEL FRACASO
POEMA DEL LIBRO
POEMA DEL MAL AMOR
POEMA DEL OLVIDO
POEMA DEL PECADO
POEMA DEL PERDÓN
POEMA DEL POEMA
POEMA DEL PUERTO
POEMA DEL REGRESO
POEMA DEL RENUNCIAMIENTO
POEMA DEL RÍO
POEMA DEL SECRETO
POEMA FINAL
POEMA FINAL POR NOSOTROS
POEMA LAMENTABLE
POEMA LEJANO
POEMA NOCTURNO
POEMA PARA EL CREPÚSCULO
POEMA PARA OLVIDARTE
POEMA VULGAR
POEMAS EN LA ARENA
Por la sierra, una tarde, pasaba el Campeador
Por ti escribo estos versos, aunque no sé quién eres
Por un agua de hastío voy moviendo estos remos
PROFECÍA
Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo
Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía
¡Qué clara la mañana! ¡qué fresco y delicioso
Qué dulce, si lloviera de repente
Qué lástima, muchacha
Quién nos hubiera dicho que todo acabaría
QUIZÁS
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
Quizás olvidaremos, pues siempre hay que olvidar
Quizás pases con otro que te diga al oído
Quizás te diga un día que dejé de quererte
RECAPITULACIÓN
Recuerdo bien que te cerré la puerta
Recuerdo un pueblo triste y una noche de frío
RESPUESTA AL POEMA DE LA CULPA (EL OTRO)
RESPUESTA AL POEMA DE LA CULPA (ELLA)
RETRATO
RIMA A CONTRALUZ
ROSA DEL OTOÑO
Sabemos lo que es triste por algo que se ha ido
¿Sabes tú?
SALMO DE OTOÑO
SE DEJA DE QUERER
Se deja de querer, y no se sabe
Se fue mi niñez
SEGUNDO POEMA DE LA DESPEDIDA
SEGUNDO POEMA DE LA ESPERA
SEGUNDO POEMA DEL RÍO
SEGUNDO POEMA EN LA ALAMEDA
SEMBRAR
Señor, yo no soy digna siquiera de rogarte
Señor, yo soy el otro que también la quería
Señora: Es el crepúsculo. No importa si un retoño
Señora; según dicen, ya tiene usted otro amante
Será algún día, sólo sé que será algún día
Sí. Don Juan está triste, porque empieza a ser viejo
Sí, ya sé que me han visto como un fantasma extraño
SÍMIL DE ÁRBOL
SÍMIL DEL VIENTO
SIN TÍTULO
Sobre el vasto silencio se proyectó mi grito
Solitario en la sombra como un furgón vacío
Solo bajo los astros, te digo que estoy triste
Sólo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
SOMBRAS EN LA ESTIGIA
Somos agua, aire y sal, como la espuma oceánica
SONETO
SONETO
SONETO ADOLESCENTE
SONETO AL CAMINANTE
SONETO CON FECHA
SONETO CON SED
SONETO (De Eugenio Castro)
SONETO (De Félix Arvers)
SONETO (De Guillermo de Almeida)
SONETO (De Luis de Camões)
SONETO DEL AHORCADO
SONETO DEL CAMINANTE
SONETO DEL TIEMPO
SONETO EN LA ALCOBA
SONETO FINAL
SONETO GALANTE
SONETO LLOVIENDO
SONETO NOCTURNO
SONETO PARA LA LLUVIA
SONETO PARA UN REPROCHE
SONETO ROJO
SONETO I
SONETO II
Sonríe, jardinera, si en el surco te inclinas
SOÑAR
Soñar es ver la vida de otro modo
Tal vez guardes mi libro en alguna gaveta
Tal vez por un capricho más triste que galante
Tardíamente, en el jardín sombrío
Te acordarás un día de aquel amante extraño
Te contaré la historia del bergantín sombrío
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía
Te encontré en la mitad de mi camino
Te envidio, hombre que pasas en el atardecer
Te irás, tal vez; te irás, como una barca
Te miraba acostada con mis ojos de bueno
Te propongo un pacto de amor trascendente
Te sentí, como el viento, cuando pasabas ya
TEMA DEL INSOMNIO
Tendido sobre el lecho veo allá lejos, mis pies
Tendrá que suceder, hoy o mañana
TERCER POEMA DE LA DESPEDIDA
TERCER POEMA DEL RÍO
Todavía te busco, mujer que busco en vano
Todo aquel artificio de que antaño hice gala
Todo es igual y siempre: Yo, la noche, el olvido
Todo lo dije, en llanto y alegría
TRISTE
Triste es saber que nuestra vida es sólo
Tu amor arde en la sombra como una llama lenta
Tu amor llegó calladamente
Tu boca jugosa y fragante
Tú dices que has vivido, quizás. Puede ser cierto
Tu indiferencia aumenta mi deseo
TU RISA
Tu vida es como un pozo que se queda vacío
Tú y yo vimos un día
ÚLTIMO AMOR
ÚLTIMO POEMA
Un amor que pregunta, si es virtud o es pecado
Un gran amor, un gran amor lejano
Un hijo... ¿Tú sabes, tú sientes qué es eso?
Un musical manto regio
Una palabra simple es suficiente
Una tarde lejana
Una ventana abierta. La lluvia. Y un lejano recuerdo
Únicamente el río conoce tu secreto
—«Vamos, que se hace tarde...»— me dijiste
VARIANTE DE UNA CANCIÓN ANTIGUA
Veinte años, amiga. Y hoy al verte de lejos
Vengo de tu jardín de altos aromas
Vengo del fin y voy hacia el principio
Vengo del fondo oscuro de una noche implacable
Vete como quien llega, pero vete
Viajé por las tinieblas para inventar la llama
Viejo lobo de mar, de sed sorda y violenta
Viendo pasar las nubes fue pasando la vida
Vivir de amar, y el corazón sin dueño
Voy andando en el tiempo de otro día
Y ante mi abrazo te sentí rendida
Y cerraré los ojos para siempre, algún día
Y comenzamos juntos un viaje hacia la aurora
Y de repente en la mansión vacía
Ya era muy viejecita... Y un año y otro año
Ya no sé bien el sitio ni la hora
Ya sólo eres aquella
Y soñó largamente su estatua
Y vendrán nuevos hombres y poblarán la tierra
Y ya ves: yo estoy solo, murmurando tu nombre
¿Ya has soñado una meta o elegido un camino
Ya no está bien que mi cabeza cana me haga más viejo
Ya se abre el palacio de ébano de la noche
Ya tengo, al fin, la llave de esa puerta
Ya todos la olvidaron. Ahora sí que se ha ido
Yo andaba entre la sombra
Yo aprendí a destapar sarcófagos y arcones
Yo cantaré algún día la angustia verdadera
Yo conozco la pena sin olvido
Yo estaba allí, con otra. Y de repente
Yo he besado el capullo de tu boca jugosa
Yo he visto, a veces, cosas que no han sido
Yo he visto perlas claras de inimitable encanto
Yo he vivido mi vida: si fue larga o fue corta
Yo iba andando en la sombra y de repente
Yo la amé, y era de otro, que también la quería
Yo le entregué mi corazón al viento
Yo no sé si tú esperas todavía
Yo sé que tú eres de otro. Y, a pesar de eso, espero
Yo seguiré cantando mientras crecen los árboles
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida
Yo sigo enamorado de la estrella
Yo soy aquel que vio pasar su entierro
Yo soy borracho. Me seduce el vino
Yo soy como un viajero que no duerme
Yo vi la noche ardiendo en su tamaño
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CANCIÓN NOCTURNA
A los pies de tu cama, como un perro, se echó mi corazón.
Noche tras noche gime calladamente su reproche y sufre injustamente su destierro.
Allí está. Nada importa que lo aparte tu pie pequeño y cruel.
Allí, en la sombra, calla el grito de amor con que te nombra, para no despertarte.
Noche tras noche, hasta que llega el día, gime un reproche y sufre su destierro. Tú no lo sabes, —nadie lo sabría. Y a los pies de tu cama, como un perro, mi corazón espera todavía.
José Ángel Buesa
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A UNA LÁGRIMA
Gota del mar donde en naufragio lento se hunde el navío negro de una pena; gota que, rebosando, nubla y llena los ojos olvidados del contento.
Grito hecho perla por el desaliento de saber que si llega a un alma ajena, ésta, sin escucharlo, le condena por vergonzoso heraldo del tormento.
Piedad para esa gota, que es cual llama de la que el corazón se desahoga cual desahoga espinas una rama.
Piedad para la lágrima que azoga el dolor, pues si así no se derrama, el alma, en esa lágrima se ahoga...
José Ángel Buesa
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POEMA LEJANO
A veces me pregunto dónde estarás ahora, después de tantas noches sin tu mano en la mía, noches de abrir un libro para esperar la aurora, noches de largo viento por la calle vacía.
A veces me pregunto si hay alguien que te espera, alguien que no conoces, que pasa y te saluda y, como siempre vistes de negro en primavera, no sé si tus vecinas pensarán que eres viuda.
A veces me imagino como serán las cosas que te son familiares: tu jardín, tu ventana, el búcaro en la mesa para poner las rosas y un desayuno sin mí cada mañana.
O me quedo pensando qué sentirás tan lejos, en las tardes heladas, al quitarte el abrigo; y cuando vas de compras sin mirar los espejos para que no te digan que ya no voy contigo.
Y también me pregunto si alguna madrugada prefieres no dormirte para soñar despierta, o cómo se entristece de lluvia tu mirada cuando pasa el cartero sin tocar en tu puerta.
Pero no me pregunto si olvidarás mi nombre, ni lo que tú me diste, ni lo que yo te di, pues si te ven un día del brazo de otro hombre tendrá que ser un hombre que se parece a mí…
José Ángel Buesa
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LA MUJER AQUELLA
A veces me pregunto: «¿Qué habrá sido de la mujer aquella?» Y su mirada me llega desde el fondo del olvido, y oigo su voz, sin que me diga nada.
Y voy con ella, como en otro mundo, en otro tiempo, nuevamente mía; y es ella, y de repente la confundo con no sé quién, ni dónde, ni qué día.
Y se me pierde en una calle triste que no recuerdo ya, pero que existe, y allí le digo adiós y no la sigo;
Porque quizás, a la mujer aquella, si piensa en mí le ocurrirá conmigo lo que me ocurre a mí si pienso en ella...
José Ángel Buesa
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A veces se ilumina lo que es sombra
A veces se ilumina lo que es sombra, otras veces lo que es noche perpetua para mi pensamiento, y sé cómo coinciden las aves y los peces, los hombres y los árboles, la eternidad y el viento.
Pero también a veces la noche se ilumina con el relámpago triste hasta lo más lejano; y no comprendo entonces el rencor de la espina, ni los pozos sin agua, ni los surcos en vano.
Y así es mejor ser ciegos, vagar en las tormentas y olvidar las preguntas que nadie nos responde; y seguir en las sombras, peregrinando a tientas sin saber hasta cuándo, ni por qué, ni hasta dónde.
José Ángel Buesa
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CANCIÓN DE LA LLUVIA
Acaso está lloviendo también en tu ventana; Acaso esté lloviendo calladamente, así. Y mientras anochece de pronto la mañana, yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.
Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo, sintiendo que despierta tu ternura de ayer. Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo, y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.
José Ángel Buesa
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Al leer ese poema del autor cubano, recordé de inmediato éste de Neruda, escrito con anterioridad y con el mismo sentido.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda
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