Condenada a ser sombra de tu sombra, A soñar con tu nombre en cada madrugada. Por la ventana abierta un olor errabundo De vida, -¿y tú en que calle?- Un temblor en la luz, El llanto de algún niño. Y tus ojos cerrados, O tus ojos abiertos como dos golondrinas, Y tu mano en el agua o tu mano en tu pelo O tu mano en el aire con su triste blandura, -¿Y en qué calle tus pasos?- Y yo en sueños atada al hilo de tus sueños, Condenada a ser sombra de tu sombra, A soñar con tu nombre en cada madrugada.