Paso y crezco a través de cada estación de la vida.
Algunas áreas del mundo disfrutan de las cuatro estaciones, con la primavera dando paso al verano, luego el otoño y el invierno. Durante estas épocas, los árboles y el follaje reflejan estas variaciones.
Yo también avanzo. Mi vida y cuerpo reflejan las progresiones naturales de mi viaje. Físicamente, la primavera de la juventud da paso a la etapa adulta y a la sabiduría que proviene de la edad. Mentalmente, puede que a veces me sienta estancado o adormecido; mas otras veces, me siento vivaz y lleno de energía. A través de todo, mi crecimiento interno prepara el camino para mis logros externos.
Avanzo continuamente, creciendo espiritualmente y aprendiendo cada día. Progreso y florezco con cada estación de la vida.
Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad.—Eclesiastés 3:1
Comparto un vínculo de alma y corazón con los demás.
Gracias a los medios de comunicación sociales y teléfonos celulares, podemos ponernos en contacto con familiares y amigos instantáneamente. Informamos y somos informados con el simple apretar de un botón. Mas la comunicación no sucede en un vacío. Es una actividad entre las personas. En su mejor forma, transmite y vincula —es como una ventana en nuestras vidas y en las vidas de otros que nos ofrece ventajas nuevas y únicas.
Jesús fue el maestro de la comunicación y las palabras que decía resonaban con los demás. Sus mensajes son tan veraces hoy en día como lo fueron durante su ministerio en la Tierra. Sigo el ejemplo de Jesús y utilizo la comunicación para establecer un vínculo con los demás.
Por eso les hablo por medio de parábolas; porque ellos miran, pero no ven; escuchan, pero no oyen ni entienden.—Mateo 13:13