A veces, me he aferrado a maneras de ser que me mantuvieron atorado en un lugar mental, emocional y espiritualmente. Listo para una nueva dirección en mi vida, hago una pausa para abrir mi mente y corazón a las posibilidades ante mí. Al dirigirme a la presencia de Dios en mí, elijo entregar mis perspectivas limitadas y estoy dispuesto a adoptar una perspectiva más elevada.

Cuando estoy consciente de mi naturaleza espiritual, la vida asume un sentido emocionante y pleno. Al seguir la inspiración divina, avanzo inequívocamente. Veo la vida de maneras positivas con una actitud de fortalecimiento y espero a que mi mayor bien se desenvuelva. ¡Siento gratitud al saber que Dios me bendice de maneras magníficas!

Cuando entro a un cuarto oscuro, puedo encender una vela o utilizar el interruptor de luz. Cuando una lámpara es apagada, sé que la electricidad continúa fluyendo. Los obstáculos pueden bloquear la luz, pero la Fuente de luz permanece constante.

De manera similar, Dios está presente en toda persona, lugar y situación, aun cuando no puedo verlo. Cuando creo que lo Divino está ausente y juzgo una situación como negativa o mala, creo obstáculos que me impiden ver la luz. Pero como utilizar un interruptor, puedo cambiar mi atención a Dios y mi mente y corazón se llenan de luz. Cuando recuerdo que soy uno con el Espíritu, la oscuridad se disipa. Al permanecer consciente de mi vínculo eterno con Dios, permanezco en la luz.

Cada uno de nosotros nace con el poder de la imaginación. En nuestra infancia, utilizamos nuestro don para jugar e inventar. Según crecimos, encontramos nuevas maneras para crear, entretenernos y compartir nuevos pasatiempos. Hoy en día, podemos utilizar nuestra imaginación para ser ingeniosos, para crear las vidas que deseamos.

Si enfrento un problema o desafío, me dirijo a mi interior, a mi mente creativa, para visualizar soluciones y resultados positivos —en vez de obstáculos. Haciendo uso de mi imaginación, puedo identificar opciones y posibilidades en las que tal vez antes no había pensado. Me propongo usar el poder de mi imaginación para soñar, fijar metas ¡y visualizar que el año venidero será el mejor de mi vida!