EL GUSTO DE VIVIR
Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán
de divertirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita, porque
evitarán muchos inconvenientes.
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas, porque
llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas
nuevas.
Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no
tomarse en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin
sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y
tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio,
porque su camino será pleno de sol.
Felices los que piensan antes de actuar y oran antes de pensar,
porque no se turbarán por lo imprevisible.
Felices los que saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la
palabra, se les contradice o cuando les pisan los pies, porque la
caridad comienza a penetrar en su corazón.
Felices los que son capaces de interpretar siempre con benevolencia
las actitudes de los demás, aún cuando las apariencias sean
contrarias, pasarán por ingenuos, pero es el precio de la caridad.
Felices los que saben reconocer al Señor en todo lo que encuentran,
porque entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.
"En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y
pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este
mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el
espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la
desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como
ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra
propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por
naturaleza objeto de la ira de Dios. Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con
Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecado. ¡Por gracia ustedes
han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y
nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en
los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por
su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús Porque por gracia
ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de
ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie
se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que
las Pongamos en practica
D/A
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