La actitud lo cambia todo
Se cuenta que cierto hermano falleció y fue al cielo.
Allí el portero le dio la bienvenida y le invitó a pasar.
Pero el recién llegado tenía una petición, explicó:
- Oiga, señor, quiero entrar, pero
siempre he oído hablar del infierno,
y me gustaría primero saber cómo es ese lugar.
¿Será posible visitarlo?
- ¡Cómo no! --fue la respuesta,
y en seguida el visitante se encontró
en el lugar de tormento.
Grande fue su sorpresa al ver allí una mesa
interminable cargada
con toda clase de frutas y ricos manjares;
pero la gente tenía caras largas y se veía raquítica,
hambrienta y sin ánimo.
Entonces él se acercó a uno de ellos y le preguntó:
- Con tanto para comer a la vista, ¿por qué no comen?
- ¡Ah! --replicó el otro tristemente--
es que estamos obligados
a usar palitos chinos de un metro de largo
y así no alcanzamos nuestras bocas para comer.
Pensando que eso de veras era muy triste,
el visitante pidió regresar al cielo.
Al entrar allí, se asombro también de ver una mesa
interminable cargada con toda clase de frutas
y ricos manjares, y toda la gente se
veía risueña, robusta y activa.
Muy perplejo, le preguntó a uno de ellos:
- Y ¿con qué comen ustedes esas cosas?
- Con palitos chinos de un metro de largo --
fue la grata respuesta del interrogado.
- Pero, ¿cómo pueden con ellos alcanzar sus bocas?
- No podemos --explicó el otro--, pero
¡nos damos de comer los unos a los otros!
d/a