En la pelicula “Cast Away” o “Naúfrago”
(R. Zemekis, 2000), Chuck Noland, (Tom Hanks), un maniático del trabajo
y la puntualidad, “naufraga” en una isla desierta. Durante cuatro años
vive solo, sin nadie con quien compartir alegrías, penas o dificultades.
En medio de esta terrible soledad, Chuck pinta un rostro sobre un balón
de VolleyVoll, al que da el nombre de Wilson (la marca del balón). Poco a
poco Chuck va hablando con su amigo imaginario, explicándole su vida y
dialogando… sin obtener nunca respuesta.
Cada uno de nosotros somos un náufrago en el Mar de la soledad. La necesidad de tener alguien con quien hablar es tan fuerte, que somos capaces de hablar a gente que no nos escucha.
Pero necesitamos respuestas. No podemos quedarnos con nuestros propios Wilsons,
encerrados en los laberintos del monólogo. En lenguaje de náufragos,
comunicarse no es “lanzar botellas con mensajes” a un mar real o
virtual, esperando que alguno nos lea.
Es encontrar a un amigo que ha llegado a mi isla.
Cuando, en este mar de personas, encuentres un rostro y unos ojos que te miran, intenta preguntar y escuchar. Toma tiempo convertirse en nave de salvación el uno para el otro. Dale al otro náufrago la seguridad de no ser un simple Wilson inanimado, dale la oportunidad de compartir su vida, y empezaras a saborear el rescate de la tuya.
De la red