En el pasado, puedo haber ocultado mi luz interior y tenido miedo de ser yo mismo. Puede que haya tratado de complacer a los demás conformándome a las ideas de quien se supone que yo debiera ser. Tal vez reprimí una aspiración, pensando que no la lograría. Puedo haber dudado de la perfección divina en mí.
Me puedo haber identificado con mis supuestos defectos, sintiéndome disminuido e inadecuado. Hoy tomo una nueva decisión. Decido vivir sin miedo, apoyado en mi fe para creer en mí mismo. Mi imaginación concibe mi vida de la mejor manera posible y mi entendimiento me lleva a conocer más mi divinidad. Audaz y valiente, vivo auténticamente, voy en pos de mis sueños y expreso mi naturaleza divina.