Tu guarida
No puedo oír tu voz,
pero en lo hondo de mi corazón,
en su guarida,
oigo tus pasos.
Diría que te extraño,
más te tengo presente,
quizá a solas me engaño
al jugar con mi mente.
Por tu nombre te llamo
y éstas cuatro paredes,
son testigos que aclamo,
que conmigo te quedes.
Ser la luz de tu faro,
una guía en la tormenta,
tocarte con descaro
y volverme violenta.
Arrancarte suspiros
guardados para mi,
succionar cual vampiro
lo que en ti yo advertí.
Y después de entregarte
el elixir de vida,
ya no habrá quien te aparte
yo seré tu guarida.
Norma Laura Díaz
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