Mi abuelo era el tenor de mis días de infancia, y yo; el nieto con más vivencia a su lado. El que de día Oscilaba mis pasos, y mis noches lo hacía de cuentos e historieta.
Mi abuelo era el viento a mis oídos, y el corcel de su cuento favorito me trasladaba a un mundo de cabalgar fantasioso.
Mi abuelo me decía, te quiero, y yo; le decía lo mismo. Lo recuerdo en los recuerdos de mis años más hermosos, Caminamos tanto.
Mi abuelo tenía sus manos ásperas, pero inquebrantable. Sus canas eran polvo de sus años, su voz pregonaba estaciones, y su sonrisa era de niño.
Mi abuelo me hablaba del mar, de las praderas, del curso de las estrellas y de las cordilleras; de su pasado eterno y a la vez fugas.
Mi abuelo canonizó en mí, su infancia. Solía decirme del cantor preferido de aquella ave y de los sueños perdidos de su infancia.
Mi abuelo era un pergamino, y yo; aprendía a leer; a reír, a llorar y a delinear; éramos eterno en pláticas ancestrales; fuimos todo.
Mi abuelo, que no sabía leer, y ni escribir, era mi poeta favorito; mi excusa para escribir en el guarda de los árboles, en el cielo despejado, y en el viento acompañante.
Un día; mi abuelo se tuvo que ir, se marchó, se fugó en una tarde que nunca olvidaré. Hay momentos de mi vida, que los cantos de las aves me saben a él, y mis lágrimas en turno me llenan de su lindo y hermoso caminar, de nuestro caminar
"Mi abuelo tenía sus manos ásperas, pero inquebrantable, sus canas eran polvo de sus años, su voz pregonaba estaciones, y su sonrisa era de niño"
Autor. Josué Pineda Reyes. Origen. Arriaga Chiapas México. Destino. Cancún México. Página. El Josué 15 junio 2020 10...
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