No hay cordura que mancille al sol cada vez que se oculta, porque ocultarse significa pensar en todos los otoños de mis noches.
Aunque el llanto vitupere no verte, profano mis caudales de sacarte de mis sueños y vida.
Los corredores de las flores, lugares preferidos de nuestras entregas, es constante de reclamo por saber de ti.
Aprendimos a caminar en cualquier tren del tiempo; tanto rápido o lento; pero juntos. Hoy eres vocablo de un día, de nuestros días.
Te despiertas en la frontera del mañana y de mis sienes. Te despiertas, ahora. Te despiertas en el libro de un poeta. En algún sitio has de estar. En un paraje estoy.
En un punto somos fuente de un preludio; de un atardecer o de un amanecer. No hay tardanza en un olvido; no existes tardanza para cavar un exterminio de lo indeleble; pero lo tuyo es utopía.
No hay cordura que mancille al sol cada vez que se oculta, porque ocultarse significa pensar todos los otoños de mis noches.
Bajo el sol indeciso te escribiré la retórica de lo nuestro y en el último acento estará un suspiro de un camino sin regreso.
Josué, Pineda Reyes.
Arriaga, Chiapas, México
El Josué.
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