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Nuestra naturaleza nos permite sentir y, sin embargo, nos empeñamos en construir muros para ocultar nuestro yo más íntimo. No nos permitimos sentir las emociones, las sensaciones y cada experiencia como es. Al sentirnos frágiles y desprotegidos nos volcamos en la razón y nos distanciamos de nuestro ser.
Hemos aprendido que cuando nos hemos mostrado con nuestra debilidad y dificultades, en ocasiones, hemos salido dañados. Ante fracasos amorosos, desengaños, decepciones; hemos sentido la pena y el profundo malestar que supone abrirse a las experiencias Sin embargo, cerrarse a sentir no es la solución.
La única manera de autoconocimiento y crecimiento personal es mostrándonos con nuestras vulnerabilidades. Esto supone un gran valor, auntenticidad, madurez y mucha fortaleza. Al mostrarnos de esta forma natural, damos la posibilidad de obtener lo mismo de nuestro entorno: vínculos sinceros basados en el amor, no en las apariencias.
“Lo que soy bastaría, si lo fuera abiertamente”
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-Carl Rogers- | |
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