Brisas como el oro, cálidas y serenas,
llevan su aroma entre luces y estrellas.
Atraes como el imán a mi corazón,
donde nace este amor sin comparación.
¿Dónde está esa mujer que quiero amar,
la que en mis sueños no deja de brillar?
Su risa es melodía, su mirar, un hechizo,
su esencia, el tesoro que siempre diviso.
En cada rincón del alma la suelo buscar,
y en mis versos su nombre quiero entonar.
Oh, mujer que inspiras mi dulce cantar,
ven a mi vida, déjate amar.