Allí sentada en el columpio, donde se le pasaban las horas. Perdida en recuerdos, en sueños e ilusiones que al igual que el sauce se quedó sin sus largas ramas. Así se quedó ella sin escuchar ninguna palabra. Se fueron perdiendo como las ramas se fueron secando. El sauce volverá a crecer y sus ramas tocarán el suelo. Ella las verá mecerse, entre sus hojas vera los rayos de sol. Ahora meciéndose se da cuenta que ya no necesita saber. Ahora todo está en calma. Conchita Osuna