No hay nada allá afuera. Todo está en ti
Muchas veces en mi vida fui a escuelas,
talleres, seminarios, caminos espirituales
con el fin de encontrar conocimiento.
Respuestas para preguntas que me hacía.
Preguntas para respuestas que ya tenía.
Y llegaba un momento en el que tenía que irme,
salirme,
como que ya estaba todo eso en mi.
Sin necesidad de estudiarlo,
sin necesidad de memorizaciones, de papeles, de exámenes.
Como la sensación de que ya lo había recordado.
Y la internalización de todos los conceptos se hacían humo,
como que siempre terminaba en un : yo ya lo sabía.
¿Por qué entonces, por qué,
recurrir al afuera para recordar el adentro?
Pido conocimiento que ya tengo en mi
pero que creo que no sé.
Pido guía cuando yo soy mi propia guía.
Pido respuestas, cuando yo tengo todas las respuestas.
La vida te da, te quita, te muestra, te responde, y no lo vemos
porque seguimos dormidos
en un océano de excusas para con nosotros mismos
para no abrir los ojos del alma,
para no unir mente-corazón
en una sincronía de latidos potentes y rítmicos.
No vemos no escuchamos
y seguimos con los ojos físicos buscando
lo que los ojos del alma ya saben.
Ya no busco afuera. Ya sé.
Y con toda la confianza con toda la certeza
con todo el movimiento de mis dedos que se mueven al compás de mi corazón,
te cuento todas las mañanas lo que yo soy,
porque lo que te comparto no es más que a mí misma.
Paula Herchcovich