Hicimos ese primer brindis por nuestro afortunado encuentro,
ahí se sucedieron varios más hasta acabarnos la botella,
nuestros ojos llenos de deseo se acariciaban
prometiendo una gran noche de pasión...
nuestras ropas fueron cayendo precipitadamente,
era mucha nuestra urgencia...
Cuando me ayudaste a quitar el sostén
aprisionaste mis pechos con una devoción desmedida
y comenzaste a devorarlos con hambre atrasada,
el sentir como chupabas y succionabas hizo
humedecer más de lo que ya estaba mi entrepierna,
bajaste apresuradamente tus manos hacia mis bragas
sin dejar de degustar tu rico manjar, levanté una pierna
y luego otra para estar libre de ellas, la aventaste
para poder acariciar con tus manos lo que tanto anhelabas,
aprisionaste mi flor de una manera posesiva y febril.
Mis labios emitían gemidos que no podían parar,
poco a poco fuiste bajando tu boca hasta llegar
a ese punto de placer y ella se encargo de hacer
una labor deliciosa para hacerme estallar en gritos
de euforia y pronunciando tu nombre una y otra vez...
Ese fue solo el preámbulo de la noche que nos esperaba !
Tayde Velázquez