Vivirás...
Uno aprende a quererse, como se aprende a caminar, a besar, a abrazar. Solo es cuestión de dejar madurar el amor que tenemos en el interior, porque a pesar de que algunos opinan lo contrario, el amor siempre tiene raíces en cada alma. Alguien alguna vez plantó algo alli.
Se aprende a que los fracasos son peldaños que nos permiten ver las cosas desde un lugar diferente. No siempre tenemos por qué ser tan exitosos que el mundo aplauda de pie. No. Muchas veces nadie nos aplaudirá, nadie nos dirá palabras bonitas, sin embargo debemos enfrentar el desafío de caminar por el camino recto con lo poco que tengamos a mano. El fracaso es el intento del triunfo tratando de conocerse a sí mismo. Bueno es ese tiempo para reflexionar. No lo desperdicies lamentándote.
Cuando alguien te diga lo que debas hacer, escucha atentamente, pero presta atención también a tu corazón. Es importante la opinión de quien te quiere, pero tambien es importante que puedas sacar de tu interior lo mejor con que te has construido. No somos solo producto ajeno, también cada uno de nosotros ha dejado caer en su interior sus propias intenciones.
Tal vez haya alguien que no te quiera, tal vez haya alguien que te tenga miedo, y por qué no, también quien te desea lejos, pero recuerda que, hay alguien que te ama en alguna parte del mundo, alguien que quiere tu bien, que te desea por lo que eres y aún por lo que no eres. El mundo no sólo es un planisferio, un mapa, el mundo es tambien la calle por donde caminas, el tren que tomas para llegar a algún lugar, el taxi que te dejó alli.
Cuando aparezca un dolor, recuerda que seguramente, aparecerá su contrario. Sólo es cuestión de dejarte curar. El mundo está lleno de mentiras y verdades, de ilusiones y realidades, depende de cada uno qué clase de mentira quiere vivir en su vida y que clase de verdad estará dispuesto a enfrentar. Crecer es un desafío para la vida, propia y ajena.
El mundo está lleno de cosas que esperan ser vividas. La mesa está servida desde hace mucho tiempo. No dejes que se enfríe o que se alejen las ganas de disfrutar lo que está alli, pero recuerda que lo que unos pueden permitirse, otros deben prohíbirselo tenazmente. Cumple con tu deseo solo si tu deseo no desencadena un conflicto que perjudique a los demás y en definitiva puede perjudicarte a ti tambien. Si no es así, y tu deseo pulsa al compás de tu corazón ¡adelante! ¡vivirás y conocerás la felicidad!
Cuando llegue el momento de cerrar tus ventanas, cuando el otoño pinte de púrpura el atardecer de tus años, la sonrisa de un recuerdo te encenderá la lámpara que acompañará tus noches. Te sostendrá el amor a través del tiempo con quien estés y con quién ya no estés.
No tengas miedo a ser feliz. Las palabras que te limitaron crecieron como las matas de los caminos viejos, límpialas con el sentimiento que te da la dignidad de ser un bien en sí mismo, un bien que el Universo ha dejado fructificar sobre esta tierra y bajo la luz de este cielo. Aprende a construir puentes que transporten felicidad, paz, armonía, compañerismo, lealtad, resignación y valor ante la adversidad.
Uno se hace viejo todos los días un poquito más, por eso rescata al niño que en tu interior se revistió de pieles duras como una cebolla para ocultar una infancia que no se perdió, tan solo se escabulló hacia adentro, para jugar con lo que la vida trae y divertirte con los más pequeños, y los más pequeños no son solo los niños, también son esas personas que aunque grandes en edad, tienen el sello de la inocencia, de la ilusión, de la esperanza, de la modestia, ellos conocen el verdadero sabor del vivir.
Allí, en la noche, las estrellas siguen brillando, es señal que el universo todavía funciona. Y si funciona para todos ¿por qué no habría de funcionar para ti? Dentro tuyo existe un universo que espera tu señal para expandirse y crecer, para hacer brillar las estrellas al mediodía. Sólo es cuestión de querer, de empezar, de lanzarte y andar. No te pierdas esta oportunidad. Mi madre solía decir: "Aprovecha gaviota, que como ésta no hay otra"
Haz de tu vida un sendero de aciertos, esos son los momentos que tu corazón se siente bien y haces el bien. El sentido no está dado por las flechas que señalan un camino, sino por las migajas de amor que tu mano dejó en cada tramo para alimento de quien alguna vez te podrá ayudar a levantarte y te mostrará con qué alas empezar otra vez a volar.
Practica la bondad y no esperes una recompensa, el solo hecho de poder hacer algo bueno, eso ya es una recompensa. Pero que esto no te lleve a la tontería de ser una alfombra que todos pisen, para ello aprende a reconocer el momento justo, el que está dado no sólo por quien te lo pida, sino porque eres quien eres en el momento en que estás ahí. Intenta aprender y aprenderás, intenta ser y serás, intenta vivir y ¡vivirás!
©Miguel Angel Arcel
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