La felicidad consta de muchas partes.
Hay personas que nunca pueden ser felices, personas que dejan que su felicidad dependa de 1001 futilidades y que llevan constantemente dentro de sí el miedo al futuro.
Resulta desesperante cuando las personas se aferran durante toda su vida, obstinadamente, a esa única parte que no está.
Ni un médico, ni un psiquiatra, ni tampoco pastillas pueden ayudar en ese trance. Pueden suavizar el dolor, pero nada más.
He sido profundamente feliz durante muchos días porque he estado encantada con las cosas pequeñas, las cosas simples.
La felicidad es como el sol,
pero también el sol tiene manchas.