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General: tu tienes el reloj, yo el tiempo...(para meditar)
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De: irisolita (Missatge original) |
Enviat: 29/08/2009 01:42 |
entrevista realizada por VÍCTOR-M.
AMELA a:
MOUSSA AG ASSARID,
No
sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!
Nací en un campamento nómada
tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos,
cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad
Montpellier.. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin
fanatismo
- ¡Qué turbante tan
hermoso...!
- Es una fina tela de
algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la
vez seguir viendo y respirando a su través.
- Es de un azul
bellísimo...
- A los tuareg nos
llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma
tintes azulados...
- ¿Cómo elaboran ese intenso azul
añil?
- Con una planta llamada
índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el
color del mundo.
- ¿Por qué?
- Es el color
dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.
- ¿Quiénes son los
tuareg?
- Tuareg significa
"abandonados" , porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario,
orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh
(bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.
- ¿Cuántos
son?
- Unos tres millones, y la
mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo
desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo
lucho por preservar este pueblo.
- ¿A qué se dedican?
-
Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de
infinito y de silencio...
- ¿De verdad tan silencioso es el
desierto?
- Si estás a solas en aquel
silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse
a uno mismo.
- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva
con mayor nitidez?
- Me despierto con el sol.
Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las
llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi
padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz
en él!
- ¿Sí? No parece muy estimulante.
..
- Mucho. A los siete años ya
te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes:
a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las
estrellas.... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a
donde hay agua.
- Saber eso es valioso, sin
duda...
- Allí todo es simple y
profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme
valor!
- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes,
¿no?
- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada
roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos,
de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya
es!
- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a
Europa?
- Vi correr a la gente por el
aeropuerto.. .. ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me
asusté, claro...
- Sólo iban a buscar las maletas, ja,
ja...
- Sí, era eso. También vi
carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me
pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr
el agua... y sentí ganas de llorar.
- Qué abundancia, qué derroche,
¿no?
- ¡Todos los días de mi
vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y
allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan
inmenso...
- ¿Tanto como eso?
- Sí. A
principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos
enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo
para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo
mismo.
- ¿Qué pasó con su familia?
- Convencí a mi padre de
que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros.
Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer
al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba
ayudándome...
- ¿De dónde salió esa pasión por la
escuela?
- De que un par de años antes
había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le
cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de
aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de
leerlo...
- Y lo logró.
- Sí. Y así fue
como logré una beca para estudiar en Francia..
- ¡Un tuareg en la universidad.
..!
- Ah, lo que más añoro
aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la
arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es
distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la
tele.
-
Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En
Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay
ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por
qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a
nadie!
- Reláteme un momento de felicidad intensa en su
lejano desierto.
- Es cada día, dos horas
antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y
animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un
cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...
- Fascinante, desde
luego...
- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y
hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade
a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del
hervor...
- Qué paz...
- Aquí tenéis reloj, allí tenemos
tiempo.
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De: odalys |
Enviat: 29/08/2009 04:39 |
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