l temor de vivir, servir y sufrir.

Cuando un niño ve la jeringa no piensa en “quedaré inmunizado” o “me curaré”, ¡mira la aguja! y dice “¡me va a doler!”. Muchos miramos así la vida, no vemos lo que podemos aprender, lograr o vivir, sino que únicamente miramos el sufrimiento y el temor a sufrir condiciona toda nuestra vida y lo que hacemos con ella.


“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?”
Mateo 16,24-26

“El que no esta dispuesto a perderlo todo, no esta preparado para ganar nada”. El que intenta vivir sin que nunca le pase nada, se morirá sin realmente haber vivido, porque buscar el no sufrir nos lleva a huir de que nos rompan el corazón, a huir de sufrir una traición, de sentir el desconsuelo, de nunca vivir el dolor de haber luchado y perdido. ¿Pero que es el cristianismo sino la capacidad de sacrificarse por otro?

Porque podemos vivir como el alcohólico o como el drogadicto, huyendo de la realidad, de nuestra propia historia, alienados con lo que sea, encerrados en la seguridad de nuestras defensas, completamente solos y “seguros”. Pero entonces ¿para que estamos vivos? es como los juguetes que nunca nadie saca del empaque, con sus colores eternamente nítidos, sin rayones, con todas sus piezas completas, pero... ¡que cosa tan inútil es algo que nunca ha sido usado para lo que fue hecho!

Nacimos para servir, para servirle a otros, ¡esa es la vocación!, servirle a otro u otros, servir al cónyuge, servir a los hijos, servir a los feligreses, a la comunidad, a la Iglesia, al prójimo, vivir es servir. Pero ese servicio inevitablemente lleva una cuota de sacrificio, de sufrimiento, seguimos a Uno que llevo eso al máximo posible. Todo conlleva sufrir murmuraciones, dolor, injusticias, servir conlleva persecución, ¿mas fácil no hacer nada? el que trata de vivir en el egoísmo de no querer sufrir, termina con un caos mental terrible porque no fuimos diseñados para eso, fuimos hechos para ayudar, para ser útiles, para tener desde adentro de nuestro corazón la necesidad de vivir con otros, desgastándonos por otros.

Todos inevitablemente moriremos, desde el mas joven hasta el mas viejo, nuestra vida se desgasta con cada segundo que respiramos ¿en que nos desgastamos? ¿como el mundo viviendo para uno mismo? o ¿ya aprendimos la tremenda enseñanza que nos grita cada cruz que vemos? solo se es libre realmente cuando se decide vivir, sacrificarse e incluso morir porque otros reciban la vida.

Vence el miedo a sufrir, vence el miedo a servir, vence el miedo a vivir. Afuera esta un mundo que no es indoloro, pero es un mundo en el que nunca te vas a sentir tan vivo como cuando descubras la tremenda satisfacción de ser útil, de servir a otro, de descubrir tu vocación que siempre será morir por otros.