Hay ciertas horas
Hay ciertas horas en
que no necesitamos de un amor.
No
necesitamos de la pasión desmedida.
No queremos
besos en la boca ni cuerpos a encontrarse en la suavidad de una cama.
Hay ciertas
horas en que solo queremos la mano en el hombro, el brazo apretado, o solo, el
estar allí, quieto, al lado... sin decir nada ...
Hay ciertas
horas, cuando sentimos que estamos por llorar, que deseamos una presencia amiga
que nos oiga paciente, que juegue con uno, que nos haga sonreír.
Alguien que
ría de nuestros chistes sin gracia, que sienta que nuestras tristezas son las
mayores del mundo, que nos brinde elogios sin fin...
Y que, a
pesar de todas esas mentiras útiles, nos sea de una sinceridad incuestionable.
Que nos haga
callar la boca o nos evite un gesto impensado.
Alguien que
pueda decirnos: pienso que estás equivocado pero estoy a tu lado.
O apenas
alguien que nos diga:
¡¡SOY TU
AMIGO!! ¡¡Y ESTOY AQUÍ !!
Desconozco su autor
|