Mi alma tiene prisa
Conté mis años y descubrí que tengo menos
tiempo para vivir de aquí en adelante que el que
viví hasta ahora. Me siento como aquel joven
que ganó una caja de dátiles; los primeros los
comió con displicencia pero, cuando percibió
que quedaban pocos, comenzó a roer hasta el carozo…
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos
inflados. No tolero a seres ventajeros.
Me molestan los envidiosos que tratan de
desacreditar a los más capaces, para apropiarse
de sus lugares, talentos y logros.
Ya no tengo tiempo para proyectos megalómanos.
No participaré de conferencias que establecen
plazos fijos para erradicar la miseria en el mundo.
No quiero que me inviten a eventos de un fin de
semana donde se pretende solucionar los
problemas del milenio.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables
donde se discuten estatutos, normas,
procedimientos y/o reglamentos internos.
Ya no tengo tiempo para soportar melindres de personas
que, a pesar de su edad cronológica, son unos inmaduros.
No quiero ver las agujas del reloj avanzando
en reuniones de "confrontació n", donde "tiramos
todos los hechos sobre la mesa".
Detesto ser testigo de los defectos que genera
la lucha por algún majestuoso cargo.
Recuerdo ahora a Mario de Andrade, quien afirmó:
“Las personas no discuten contenidos, apenas
los títulos". Mi tiempo es escaso como para discutir
títulos; quiero la esencia, mi alma tiene prisa.
Sin muchos dátiles en la caja, quiero vivir al lado
de gente humana, muy humana; que sepa reír
de sus errores, que no se envanezca con sus
triunfos, que no se considere electa antes de
hora, que no huya de sus responsabilidades,
que defienda la dignidad de los marginados y
que desee tan sólo andar al lado de Dios.
Caminar junto a cosas y personas de verdad,
disfrutar de un afecto absolutamente sin fraudes,
nunca será pérdida de tiempo. Lo esencial es
lo que hace... ¡que la vida valga la pena!.
Nada en este mundo tiene sentido si no tocamos
el corazón de las personas. Si la gente
crece con los golpes duros de la vida, tambien
puede crecer con los toques suaves en el alma.
(De mi correo)
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