El arzobispo Macario afirma en uno de sus escritos que las puertas del Cielo están abiertas para el que haga uso de la oración.
No obstante, no siempre valoramos este medio de comunicación con Dios, por considerarlo sencillo o paradójicamente demasiado complicado.
Es preciso recordar que en la Biblia, en el libro segundo de los Reyes (capítulo 20), se cita un poderoso ejemplo que ilustra la fuerza de la oración.
El profeta Isaías va a la casa de Ezequías, y le anuncia: "Pon en orden tu casa, pues vas a morir".
Ezequías, desesperado, se vuelve contra la pared y clama al Señor: "¡Caminé fielmente frente a ti, haciendo lo que era agradable a tus ojos!" Y llora.
Antes de que Isaías deje el patio interno, el Señor se dirige nuevamente a él: "Vuelve y dile a Ezequías, mi siervo: escuché tu plegaria y vi tus lágrimas. Voy a curarte, y te daré 15 años más de vida".
A continuación, dos historias sobre la importancia de rezar.
El ángel explica la penitencia
El Verba Seniorum colección de textos sobre los monjes que vivían en el desierto en los primeros tiempos de la era cristiana cuenta la historia de un ermitaño que consiguió ayunar durante un año, comiendo apenas una vez por semana.
Cuando terminó su penitencia, dirigió su vista al cielo y le pidió a Dios que le revelase el verdadero significado de determinado pasaje bíblico.
No escuchó ninguna respuesta. Qué pérdida de tiempo se dijo a sí mismo. ¡Hice todo este sacrificio por Dios y ahora nada me responde!
Será mejor salir de aquí y encontrar a algún otro monje que conozca el significado de este texto.
En este momento, apareció un ángel. Los 12 meses de ayuno sólo te sirvieron para creer que eres mejor que los demás, y Dios no escucha a los vanidosos. Pero cuando fuiste humilde y pensaste en pedir ayuda a tu prójimo, Dios me envió.
Y entonces el ángel le reveló al ermitaño lo que quería aber. La oración de los rebaños
La tradición judaica cuenta la historia de un pastor que siempre le decía a Dios: "Señor del Universo, si tienes un rebaño, yo lo cuidaré sin pedir nada a cambio, porque te amo mucho".
Cierto día, un sabio escuchó la extraña oración. Preocupado con que pudiera tratarse de una ofensa a Dios, le enseñó al pastor los rezos que conocía. Pero en cuanto se separaron, el pastor se olvidó de las palabras correctas y, temiendo ofender a Dios ofreciéndole guardar rebaños, decidió abandonar por completo cualquier tipo de oración. Aquella misma noche, el sabio tuvo un sueño:
¿Quién cuidará ahora de los rebaños del Señor? decía un ángel.
El pastor rezaba con el corazón, y tú le has enseñado a rezar sólo con la boca.
Al día siguiente el sabio regresó al campo, le pidió perdón al pastor, e incluyó la Plegaria del Rebaño en su libro de oraciones.
Feliz dia del Señor!!!
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